Las empresas sensatas son organizaciones productivas y ágiles, que crecen a partir de la gestión del conocimiento que facilita el compartir una base unificada entre productores y consumidores de datos en un entorno abierto. Cada persona de la organización entiende cuáles son los datos que produce, cómo los tiene que usar, analizar e interpretar, comunicar y compartir; y, lo más complicado: identificar cuáles son los que la organización necesita y no tiene.
El término empresa sensata —sentient enterprise— fue lanzado por el presidente de Teralabs, Oliver Ratsberger, y el profesor Mohan Sawhney, de Kellogg Northwestern University. Se refiere a aquella que puede entender los datos, analizarlos y tomar decisiones de forma autónoma, a gran escala y en tiempo real; y que evoluciona conforme desarrolla su inteligencia para hacerla, por tanto, más sostenible.
- Es una organización capaz de adaptarse de forma dinámica al entorno desde un almacén ágil de datos, lo cual constituye la ventaja competitiva en el mercado.
- Sus decisiones se adaptan en tiempo real a los cambios del entorno, aprende de sus comportamientos y es capaz de predecir la reacción de los clientes, situaciones y tendencias, superando a la competencia.
- Su aprendizaje radica en la colaboración activa de todos sus empleados. Una visión única que les une, una misión vibrante que ilusiona y empodera a las personas. A través de los datos, cobra sentido la toma de decisiones empresariales con un enfoque cada día más social.
En estos momentos, en que las organizaciones apuestan fuerte por el big data, se formulan cuestiones relativas al tipo de consultas que se realizan, a la seguridad y la calidad de los datos. Si queremos que los datos sean el petróleo del siglo XXI, la organización ha de tener la agilidad adecuada para responder a este gran reto.
Las personas son las que dan sentido a los datos parapoder capitalizar su valor
Valores, datos
Las empresas que han construido marcas con un propósito, claro y diferente, transmiten de forma profunda su promesa y personalidad, imprimiendo a los miembros de la organización la energía positiva de su esencia y trasladando el valor a la sociedad, esto las convierte en únicas y relevantes. Ejemplo de ello lo tenemos en marcas como Apple, Amazon, Google, Ikea, Johnson and Johnson, LinkedIn, Nike, Virgin Group… El sentido que aportan a las personas genera orgullo de pertenencia, participación y compromiso con el proyecto de la empresa.
Existe una visión, compartida por todos los miembros, que facilita la interpretación de los datos que necesita la organización. Esto hace que el conocimiento fluya sin fisuras entre los distintos departamentos, para aportar al mercado y la sociedad lo mejor de sí misma. El propósito de la empresa retroalimenta a los empleados, aprovechando de forma eficaz el conocimiento y haciendo crecer al equipo.
En un entorno de máxima transparencia como el actual, los valores de una organización sensata se transmiten al mercado de forma rápida y directa a través de las redes sociales. Este enfoque estratégico —de las marcas con propósitos claros, coherentes y con gran responsabilidad social— pone en valor a las personas y a los datos que estas manejan. Ya no necesitamos hablar de RSC: nuestras acciones son responsables e inspiran a otros. Hemos pasado a la acción. La marca referente es inspiración y aspiración.
Empresas sensatas, con el propósito de interpretar los datos y pasar a la acción
Dar sentido a los datos
Si en la actual era del big data tenemos que trabajar de una forma mecánica, tradicional y estructurada, la famosa transformación digital será imposible. Es necesario desarrollar estrategias de gestión de los datos con sentido, en las que el dato es capitalizado y puesto en valor de una forma ágil por las personas de la organización, que son las que le dan sentido. Esto es una visión humanista de la propia tecnología, en la que las personas son el centro y agente de la transformación. Esto supone capacitarlas con las habilidades necesarias para transformar los datos en información y esta en conocimiento de valor para la organización y, por tanto, en ventaja competitiva.
De este modo, el nuevo sistema de información adquiere una perspectiva organizacional para procesar los datos que necesitamos, organizarlos e incluir la experiencia de las personas para la evolución de la empresa.
Las marcas con propósito se benefician del big data, crean valor para todos los grupos de interés, crecen de dentro hacia fuera, transmiten lo mejor de sí mismas, generan confianza en todo su ecosistema y en la sociedad, crean organizaciones vibrantes que atraen el talento. Estas marcas con propósito apuestan por las personas, porque son ellas las que pueden dar el valor a ese capital data para entender al cliente y anticipar comportamientos, innovar con él, co-crear imaginando nuevos productos y servicios que le faciliten la vida.

Organizaciones inteligentes
Por eso, invertir en las personas es rentable. Las marcas con propósito crean culturas fuertes y sostenibles. Cuando el propósito de una organización es una obligación, el valor de las personas es anulado, trabajan de forma mecánica y, por tanto, su función puede ser sustituida por un proceso automatizado, robotizada. Dotar de inteligencia a una organización es poner los datos al servicio de las personas, para que estas construyan organizaciones sensatas, en un clima de continuo afán por aprender, innovar e introducir mejoras en sus procesos para dar un mejor servicio a sus clientes. Las organizaciones inteligentes se nutren de las distintas experiencias, internas y con clientes, dirigidas al propósito de la empresa.
Para logarlo, son necesarias varias premisas: autenticidad en la comunicación, liderazgo consciente y responsable, personas positivas y constructivas, fomentar la participación y colaboración, crear una narrativa empática que enamore, dejar que fluyan la energía y la creatividad de los equipos. Esta narrativa empática —basada en los valores compartidos, la cultura y la historia de la empresa— infunde el sentido de pertenencia que los empleados necesitan para convertirse así en embajadores de la marca. Son ellos los que dan sentido a los datos y, con su actuación, comunican la esencia de la marca haciéndola atractiva, aspiracional y deseable.
El gran secreto del éxito en la era de la experiencia del big data está en estas empresas sensatas, orientadas al propósito de interpretar los datos capturados y pasar a la acción, elevar a la organización y realizar la transformación de una forma natural, en un lenguaje positivo que cambia conductas hasta de los más reacios. Estos entornos organizativos hay que cuidarlos y cultivarlos, necesitan programas de gobernanza que garanticen seguridad, calidad y disponibilidad de los datos ante el volumen, variedad y velocidad con que se producen y deben ser analizados.