En los próximos años billones de assets de todo tipo van a ser tokenizados mediante blockchain. Esta tecnología revolucionará la forma en que las empresas nacen, crecen y se desarrollan, algo que ahora sucederá con mucha más transparencia y participación de los shareholders, y con menores costes operativos.
Las tecnologías descentralizadas han habilitado dos escenarios que hasta hace menos de quince años eran una quimera: la transferencia de valor sin intermediarios en el mundo digital, gracias a la creación de Bitcoin, y la transferencia de propiedad, sobre todo desde el auge de la tecnología NFT (tokens no fungibles) sobre la blockchain Ethereum.
Unos desarrollos con impacto en todos los niveles de la sociedad y que podrían ser aún más importantes que la invención de Internet y la revolución que en su momento supuso para el intercambio de información.
Aún más relevante es que se trata de unas tecnologías fundamentadas en estándares globales y abiertos que establecen un marco igual para toda la industria, de la misma manera que hoy toda la actividad empresarial se realiza sobre los estándares globales de Internet. Un nuevo paradigma abierto, interoperable, transparente y con menos fricción, que puede dejar obsoletos muchos de los modelos de negocio basados en estructuras, códigos y algoritmos cerrados y privativos.
En pocos años los tokens serán el formato por defecto a la hora de establecer una empresa o ampliar capital
Gracias a estos avances hoy es posible trasladar atributos del mundo físico al digital; esto, como se puede imaginar, abre un nuevo abanico de posibilidades.
Tokenizar los activos
Ya son varias las empresas de todo tipo que están empezando a tokenizar elementos tales como las acciones, la deuda o sus activos. Los beneficios que estos activos digitales ofrecen son variados: desde una mayor liquidez y menor burocracia a la hora de ponerlos en el mercado hasta una gobernanza simplificada, en la que los shareholders —ahora tokenholders— se convierten en partícipes capaces de incidir en diferentes niveles.
Esto último, facilitar la gobernanza, es justo lo que hacen proyectos como Vocdoni con el desarrollo de un sistema de voto digital seguro basado en tecnologías descentralizadas, que facilita la participación mediante el uso de tokens estándar —como ERC20, ERC721 o ERC1155— en la industria.
En general, la tokenización aporta más transparencia, trazabilidad, eficiencia e interoperabilidad, así como una reducción de costes operativos y de intermediarios; todo ello al tiempo que democratiza la financiación colectiva y el mercado de activos. Estas nuevas capacidades podrían llegar a facilitar, por ejemplo, índices de empresas que no participen de mercados bursátiles pero que sean accesibles a la ciudadanía. Además, posibilitarían la creación de proyectos empresariales más sostenibles o regenerativos, apoyados por pequeños inversores.
En el mundo tradicional no existe un mercado de assets abierto en todo momento; y si hablamos de assets de empresas no listadas en bolsa, ni tan siquiera hay mercados secundarios efectivos o transparencia al respecto. Gracias a blockchain es posible disponer de mercados en activo los 365 días del año de forma transparente. ¿Cómo va a competir el mundo tradicional contra eso? Simple y llanamente, no puede.
La tokenización aporta más transparencia, trazabilidad, eficiencia e interoperabilidad, así como una reducción de costes operativos y de intermediarios
Pero los beneficios no se limitan al ámbito económico: solo por el hecho de tokenizar acciones, una empresa podría empezar a utilizar Vocdoni para su gobernanza, sin necesidad de añadir burocracia o tener que lidiar con procesos ineficientes.
El marco jurídico
Países como Suiza o Liechtenstein tienen una legislación muy avanzada en todo lo que respecta a la tokenización de acciones. De hecho, ya se cuentan por decenas los bancos y empresas que están trabajando en la tokenización de deuda y acciones de empresas.
Algunas de las más relevantes son Taurus, Sygnum, SEBA, Mt Pelerin, LEXR, Wecan Tokenize, Swissquote o TokenTrust. También en España, con una legislación menos favorable, han aparecido empresas de tokenización, como TokenCity y su plataforma de crowdfunding Adventurees. Existe incluso una organización internacional (ITSA) que agrupa a más de cien miembros que comparten el objetivo de avanzar en el desarrollo e implementación de estas tecnologías a escala global.
Con la tokenización invadiendo parlamentos, bufetes y el mundo empresarial, en cuestión de pocos años se dejará de hablar de ella como un proceso para, simplemente, hacerlo de tokens como formato por defecto a la hora de establecer una empresa o ampliar capital. Es más, cuando eso suceda, quizás ya nos encontremos en la época de las DAO (decentralized autonomous organization – organizaciones autónomas descentralizadas) y de las empresas incorporadas directamente a la blockchain en vez de a una jurisdicción estatal (o que se integran en ambas de forma simultánea).
Por otra parte, existen diversos retos a la hora de adoptar esta tecnología, pero el más relevante es, sin duda, la custodia individual de los tokens, especialmente por lo que respecta a la pérdida de acceso a wallets gestionadas por usuarios. Hay que tener en cuenta que no existe forma alguna de recuperar el acceso a una wallet si se pierde la clave privada. Aun así, esto es un reto en el que la industria está trabajando sin freno y cada vez existen más soluciones al respecto, incluso a un nivel similar o superior que en los sistemas de la banca tradicional.
Blockchain y el cambio que viene
Surge la duda de si la tokenización —además de aportar mejoras para las empresas tradicionales— también conllevará un cambio en el mundo empresarial, acelerando la implantación de las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO). Básicamente se trata de entidades que se crean y gestionan usando tecnología blockchain de forma nativa.
Otro factor a tener en cuenta es el crecimiento exponencial que puede suponer que una economía sea más transparente e interoperable
Además, hay que tener en cuenta que están apareciendo ya jurisdicciones “amigables” a este tipo de organizaciones, como sucede con el norteamericano estado de Wyoming.
De la misma manera que muchas personas han dejado de acudir a las oficinas físicas de su entidad bancaria, y gestionan su cuenta corriente desde el móvil o bien operan con los neobancos, el posible cambio de hábitos de las generaciones más jóvenes podría favorecer la creación de organizaciones DAO, aprovechando que estas requieren mucha menos burocracia y que están conectadas globalmente desde su fundación.
Otro factor que se ha de tener en cuenta es el crecimiento exponencial que puede suponer que una economía sea más transparente e interoperable. Por ejemplo, en la economía digital que ha habilitado la blockchain Ethereum hemos visto el rápido ascenso de las finanzas descentralizadas (DeFi en inglés), todo un campo de experimentación económica que ha traído multitud de servicios basados en los protocolos Web3. Será interesante ver de qué modo afecta todo ello a la economía tradicional cuando se adopte esta nueva forma de hacer, más abierta y transparente. Sin duda supondrá un cambio.