Compliance y ética. El mundo afronta una difícil situación económica y social; por otra parte, también es más digital y está más conectado que nunca. La combinación de esas características plantea nuevos riesgos para la seguridad en línea y también para la reputación: nadie quiere que su nombre aparezca vinculado a términos como brecha o robo de datos. En este contexto es donde entra en juego el cumplimiento o compliance.

La información es vulnerable a las amenazas de fraude, pero también lo es la integridad de las personas. Existe, por tanto, la necesidad de aumentar la seguridad y mejorar la protección de los datos de los ciudadanos; de hecho, es una necesidad que experimentan usuarios, empresas y entidades públicas.

Todas las medidas organizativas, procedimentales y técnicas se dan la mano en un contexto de constante adaptación. Sin embargo, un punto determinante es el normativo (compliance), es decir, la identificación de las leyes, regulaciones y normas que se deben respetar y cumplir en todo el ciclo de vida de un servicio digital.

Las empresas deben proteger a los clientes contra el fraude financiero y el lavado de dinero

En este aspecto, las empresas deben estar muy atentas para proteger a los clientes contra el fraude financiero y el lavado de dinero. Es algo que en Mitek tenemos muy presente y, por eso, aseguramos todos los requisitos reglamentarios: AML, KYC, RGPD y PSD2.

Detener el fraude es una prioridad

Las incidencias de fraude en el entorno digital se han disparado en los últimos años. Los estafadores se han vuelto más sofisticados y a menudo se sirven de tácticas depredadoras para acceder a información delicada mediante identidades falsas. En este sentido, empresas y entidades tienen una responsabilidad para con la comunidad y sus clientes, particularmente cuando mostrarse negligentes en este aspecto podría dar lugar a delitos contra menores o problemas graves.

Comprometerse con el uso de herramientas seguras y robustas de verificación de identidad y edad genera confianza entre los usuarios y credibilidad en las marcas. El 72% de las organizaciones se está centrando de forma prioritaria en la identidad digital de clientes y empleados, de acuerdo con un estudio de IDG Research.

La combinación de verificación de documentos, vida y biometría puede garantizar la autenticidad del usuario que está al otro lado. También puede ofrecer ventajas añadidas: mejorar la experiencia de incorporación de los clientes ayuda a reducir las tasas de abandono y devolución de cargos.

La delgada línea que separa ética y privacidad

A menudo, analizar los datos del usuario se asocia a sacrificar privacidad por mayor seguridad. Sin embargo, hay que refutar esa idea, pues la regulación admite la consulta de metadatos no específicamente personales; por otra parte, los expertos en ciberseguridad destacan que la privacidad excesiva favorece a los criminales. Por ello, la justicia de lo digital debe regirse por principios éticos y no solo legales.

La seguridad también ayuda a evitar el robo de datos personales y, por tanto, refuerza la privacidad. En consecuencia, esa privacidad que se ve fortalecida dificulta que se produzca discriminación o sesgo contra las personas. La alineación entre usuarios, empresas y entidades reguladoras es clave para seguir construyendo un espacio virtual seguro y ético.