Si hay un sector que debe decidir rápidamente si dar o no el salto hacia la transformación digital, ese es el industrial. Las perspectivas que abre este proceso son demasiado evidentes como para ignorarlas. Según un estudio del MIT, la digitalización podría proporcionar a estas empresas un 38% más de ingresos en comparación con aquellas que no digitalicen su negocio.
Pero esta transformación puede ser más compleja de lo que pudiera parecer. Se trata de un sector que tradicionalmente se ha basado en sistemas y procesos heredados, con presupuestos insuficientes y la necesidad de extremar las medidas de seguridad, dada la gran cantidad de información sensible sobre patentes, diseños, proveedores, etc. A pesar de estos hándicaps, la mayoría es consciente de que transformación y competitividad son dos términos indisociables para hacer frente a la demanda de los consumidores de bienes de mayor calidad y a un ritmo más rápido de producción.
En este sentido, la transformación digital exige una inversión extra. Aunque las organizaciones con mayores presupuestos de TI están centrando su inversión en la inteligencia artificial, el machine learning y la automatización, es fundamental que el cambio comience por las tecnologías que utilizan a diario los trabajadores, como los ordenadores portátiles, tabletas o smartphones. Sin embargo, la revisión de la estrategia de dispositivos de los empleados es un proceso costoso y que requiere tiempo, en especial la gestión del ciclo de vida de los equipos en el día a día.
Compra directa o suscripción
Para hacer frente a este reto muchas empresas están recurriendo a opciones como el PC-as-a-Service (PCaaS). Frente a la compra directa, este modelo se basa en la suscripción a un paquete de servicios que abarcan desde la configuración hasta la gestión, actualización y retirada de dispositivos. Además, esta fórmula permite disponer de la tecnología más actualizada y amortizar los costes a largo plazo, con la opción de ampliar y reducir el parque de dispositivos en función de las necesidades.
El PC-as-a-Service (PCaaS) permite disponer de la tecnología más actualizada y amortizar los costes a largo plazo
El modelo PCaaS también responde a un reto común en este sector: la seguridad. Según una encuesta de la consultora de TI Sikich, el 50% de los fabricantes ha sufrido violaciones de datos en el último año, poniendo en riesgo su activo más valioso: la propiedad intelectual. El sector debe mantenerse al día ante la creciente sofisticación de los ciberdelincuentes, lo que conlleva disponer siempre de las tecnologías de protección más avanzadas. Me refiero concretamente a dispositivos con validación biométrica; soluciones zero client que impidan el almacenamiento de los datos sensibles en el dispositivo; o servicios de backup y recuperación y borrado remotos en caso de robo o ataque.
Además, el sector industrial debe también estar al día en aquellas tecnologías catalizadoras de los esfuerzos de transformación digital, como el 5G, el IoT o la realidad aumentada (RA), que se está posicionando como una herramienta potente para ensambladores y técnicos sobre el terreno. Sin embargo, de nuevo la dependencia de los sistemas heredados está planteando un cuello de botella, en este caso referido a la gestión de la gran cantidad de datos que generan estas nuevas tecnologías.
En este apartado, las soluciones basadas en edge computing —el procesamiento en el extremo de la infraestructura de TI— permiten analizar y redistribuir gran cantidad de datos y convertirlos en conocimiento para mejorar la toma de decisiones.
Según PwC, el 90% de los responsables de las empresas del sector cree que la digitalización ofrece más oportunidades que riesgos, ya solo resta tener la audacia necesaria para dar el paso.