Empatía e intuición

La inteligencia emocional

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bulb with hearthEn las últimas décadas, las empresas han recurrido a la inversión en tecnología para mejorar el conocimiento del cliente, la previsión de la demanda, la eficiencia en la fabricación y distribución e, incluso, el desarrollo de servicios. Es más, en la actualidad hablamos de transformación digital como si la tecnología fuera el gran mantra. Nos encontramos ante el gran reto de rentabilizar las inversiones realizadas en tecnologías como el big data, que deberían permitirnos ser más competitivos y mejorar nuestra calidad de vida.

Pero para aprovechar esta gran oportunidad hay que compaginar la aplicación de estas tecnologías con la experiencia de los profesionales, capaces de poner en valor el análisis del enorme volumen y variedad de datos en la era del conocimiento.

En los próximos años, van a ser necesarios más de cuatro millones de expertos en datos, capaces de tomar decisiones acertadas en tiempo real. Las empresas deben apostar por el talento que pueda dar sentido a los datos para proporcionar esa ventaja competitiva.

El big data es una gran herramienta si está en manos de grandes expertos con un elevado conocimiento del negocio y de la gestión de esta avalancha de datos. En este contexto, la intuición tiene un papel fundamental, pues permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones y actúa como brújula interior. Experiencia, datos e intuición están en relación. Es precisamente esa sabiduría interior, en la que se aúnan razón e intuición, la que se está tornando como imprescindible en el entorno actual.

Hablamos de transformación digital como si la tecnología fuera el gran mantra

Aunque la intuición es una capacidad innata, requiere de cierta práctica para convertirse en una fuente de conocimiento útil y la experiencia constituye un factor fundamental a la hora de tomar decisiones. Para Garry Kasparov, antiguo campeón mundial de ajedrez, la intuición es la cualidad que define a un gran jugador. Muchas son las personalidades del mundo empresarial, científico y económico que han puesto de relieve la importancia de la intuición; Steve Jobs reconoce el papel que tiene en la toma de decisiones, y para Einstein es lo único que realmente vale, es como un sistema de alarma.

Para poder acumular el mayor número de experiencias en el menor tiempo, es esencial compartirlas. La inteligencia intuitiva, que se desarrolla en un entorno colaborativo, amplía la experiencia del profesional más allá de su propio conocimiento. Por esta razón, establecer relaciones positivas con nuestro entorno, así como sintonizar con nuestros colaboradores, desarrolla y potencia la intuición; de ahí la importancia de empatizar con los demás. Gracias a esto aprendemos por imitación de lo que otros dicen y hacen.

Nuestra intuición está pasando de individual a grupal, promovida por un entorno altamente conectado. El pensamiento en red impulsa el funcionamiento intuitivo y empático como una fuente de observación y conocimiento que nos hace llegar a la conclusión más acertada.

Nuestra inteligencia emocional se va conformando en la medida en que nos relacionamos de una forma empática con los otros. Este es el gran reto de nuestra época: desarrollar y potenciar la capacidad innata de empatizar con nuestros clientes y percibir de forma intuitiva sus necesidades, ayudándoles a mejorar y facilitándoles la vida. Es el momento de la intuición colectiva. Su contribución a la sociedad del conocimiento y a la innovación es esencial.

En este cambio de época, los nuevos líderes tienen que desarrollar la inteligencia emocional, que les permita empoderar a todo su equipo. Empatía e intuición, en sintonía con la razón, resultan esenciales en este contexto de transformación digital.