La geointeligencia es el proceso de obtención y análisis de imágenes e información geoespacial. Su finalidad es evaluar, describir y reflejar características físicas y actividades referenciadas geográficamente para facilitar la toma de decisiones bien sustentadas. La información de la que se parte proviene de distintas fuentes; y hay muchas variables que se han de considerar, pero una cualidad inherente a todas estas acciones es que se realizan en un lugar y en un momento determinados.
La inteligencia geoespacial —o geointeligencia— busca descifrar cualquier actividad humana en el espacio físico a través del análisis de los datos que se capturan de fuentes tan diversas como imágenes satelitales, censos, consumos de plataformas digitales, datos de la red de telefonía móvil y fija, etc. Esta información, vinculada a una referencia geoespacial de alta resolución obtenida gracias al análisis detallado del contexto físico, facilita la incorporación de diversos aspectos económicos, políticos o socioculturales de una manera dinámica.
La geointeligencia ofrece una visión integral del entorno, donde los indicadores tradicionales (población, migración, transporte, nivel educativo, densidad poblacional, nivel de ingresos o actividad económica) se unen a nuevos indicadores volátiles (aforos en tiempo real, patrones de consumo, movilidad o comportamiento, y un largo etcétera). Todo ello converge en una interpretación con mayor poder explicativo y que se aproxima mucho más a la realidad humana.
La geointeligencia de datos proporciona un perfil completo del consumidor, tanto en el espacio digital como en el físico
Existen multitud de herramientas para organizar y explotar la información espacial en el contexto urbano —una oferta marcada por su versatilidad y transversalidad— disponibles para sectores muy dispares. En el campo de la movilidad se encuentran desde los SIT (sistemas inteligentes de transporte) y el MaaS (mobility as a service) hasta los servicios de emergencia, semaforización, gestión de flotas, estacionamiento, mapas de tráfico, flujos, etc.
También contamos con herramientas específicas basadas en sensórica, como, por ejemplo, los mapas de contaminación, que proporcionan información en tiempo real de multitud de variables, los medidores de intensidad de tráfico o los contadores de aforo para espacios con restricciones.
Esta versatilidad hace que el mercado de análisis geoespacial esté en pleno auge. De hecho, la firma de investigación de mercado Meticulous prevé una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 16,9% en los próximos siete años a nivel mundial, que alcanzará los 215 000 millones de dólares para 2027. En este contexto, Europa tiene la participación más alta, ya que representa alrededor del 35% del mercado mundial en 2021.
La información relativa al ámbito geoespacial se ha ido incorporando a nuestro día a día de forma imparable. Aproximadamente nueve de cada diez datos que hoy se generan en el mercado mundial son susceptibles de ser geoposicionados. Sin embargo, el 99% de ellos carecen de la precisión necesaria para poder identificar, por ejemplo, la visita de un consumidor a una tienda. Esto plantea una serie de problemas a la hora de activar e interpretar la información. Hay que tener en cuenta que el dato en sí mismo ya forma parte indisociable de cualquier tipo de actividad, pero el valor que podamos extraer de él reside en el conocimiento y el contexto que sea capaz de proporcionarnos.
Aproximadamente nueve de cada diez datos que hoy se generan en el mercado mundial son susceptibles de ser geoposicionados
En este sentido, el dato se asienta como uno de los principales ejes del proceso de digitalización mundial, una transición que ha sufrido una aceleración inexorable debido a la incidencia de la COVID-19 en todos los hábitos de nuestro estilo de vida, tanto en el plano físico como en el digital.
Es en esa convergencia de planos, que se asienta en el mundo phygital (la unión del mundo online y offline), donde la geointeligencia evoluciona imparable a un siguiente nivel. Un nuevo escalón en el que contamos con ubicaciones y actividades físicas y digitales, y que nos habilita para descubrir y analizar patrones de comportamiento integrados.
Perfil del consumidor
Con esta idea, desde Inspide pensamos en crear una nueva tecnología que, a través de la geolocalización, permitiera comprender las pautas del comportamiento humano en el plano físico y sus relaciones con el comportamiento en el plano digital. De este modo desarrollamos Portall, una tecnología capaz de proporcionar acceso a información hiperlocal y accionable, basada en el empleo masivo de datos, sin sesgo, reales y fiables. Todo ello, además, a la mayor resolución posible en los ámbitos temporal (15 minutos), espacial (10 metros) y de comportamiento online y offline a través de microetiquetas que definen rutinas humanas.
Además, esta tecnología se nutre las veinticuatro horas del día de los datos del consumidor. Una información que transforma en un perfil completo de lo que este hace, tanto en el espacio digital como en el físico. Para ello tiene en cuenta todas las correlaciones y sinergias que surgen entre ambos planos. Esto es algo que hasta ahora no se había logrado, y menos aún con una precisión equiparable a la de un GPS. Hablamos de una mejora que multiplica por quinientos la tecnología más vanguardista existente en la actualidad.
Ahora será posible localizar el soporte publicitario que mayor impacto vaya a tener en el target de una campaña
En la práctica, estos nuevos avances en el ámbito de la geointeligencia ofrecen la posibilidad de, por ejemplo, acceder a la centralización de datos inéditos agregados, realizar análisis de mercado vinculados al espacio real, mejorar las predicciones y la capacidad de planificación desde una perspectiva integral, etc. Ahora será posible localizar el soporte publicitario que mayor impacto vaya a tener en el target de una campaña, evaluando la conversión entre físico y digital; mejorar el conocimiento de los clientes propios y de la competencia; o ayudar a encontrar la vivienda o el local comercial que mejor se adapte a las necesidades del usuario.
Esta apuesta pionera se materializará en diversas herramientas. Unos instrumentos que abrirán la puerta a un mundo de posibilidades de innovación para compañías de diversos sectores, como retail, marketing y publicidad, inmobiliario, turismo, movilidad…, así como otros muchos aún sin explorar. El denominador común será el análisis de datos y la información geoespacial hiperlocal como eje clave para la toma de decisiones estratégicas.
Nueva capa de conocimiento
Toda empresa necesita desarrollar una estrategia orientada a mejorar su desempeño gracias a la creación de conocimiento a partir de grandes conjuntos de datos accesibles. Esta información ayuda a comprender lo que ya ha ocurrido, pero también a tomar decisiones para el presente e, idealmente, a predecir y afrontar el futuro. En definitiva, los datos y su aprovechamiento son parte de la transformación digital de la sociedad.
El dato geoespacial hiperlocal, junto con la información digital, añade capas de conocimiento con dimensiones inexploradas hasta la fecha
El dato geoespacial hiperlocal, en conjunción con la información de comportamiento digital, añade capas de conocimiento con dimensiones inexploradas hasta la fecha. Las posibilidades que se abren, hasta ahora nunca vistas, serán capaces de revolucionar compañías y mercados.
Sin duda, esta nueva perspectiva de la geointeligencia de datos será capaz de equiparar la información que poseemos sobre el comportamiento humano en el espacio físico a la que habitualmente extraemos del espacio digital. Una nueva dimensión, la phygital, que ha venido para quedarse.