Inteligencia artificial e inteligencia humana. Dos facultades para aprender, comprender y tomar decisiones. La definición, en ambos casos, podría ser casi idéntica, pero existe una diferencia concluyente: una no tiene sentido sin la otra. La inteligencia artificial no se entiende sin el razonamiento del cerebro humano, su sentido común y su capacidad para decidir.

Durante demasiado tiempo, se ha extendido la idea de que la IA alcanzará tal capacidad cognitiva que acabará sustituyendo a las personas en múltiples ámbitos. Es cierto, en parte, que la tecnología siempre arrastra un elemento transformador, pero precisamente eso es lo que debe llevarnos como sociedad hacia un paradigma en el que podamos —y sepamos— convivir con ella.

La relación que se establezca entre máquina y humano marcará la diferencia en las empresas y los mercados

Pocos dudan ya de que esta relación entre máquina y humano marcará la diferencia en las empresas y los mercados. La clave para ello está en que la inteligencia artificial debe ser utilizada como una herramienta con un importante valor añadido, y los negocios, dentro de la vorágine de la transformación digital, deben contar con el talento necesario para exprimir las posibilidades que ofrece.

Máquinas y humanos

En Mitek, donde nos dedicamos a la verificación de la identidad digital, creemos en los modelos de trabajo basados en la relación entre máquinas y humanos. Existen herramientas tecnológicas muy útiles que nos ayudan a detectar si una persona es realmente quien dice ser. La primera barrera contra el posible fraude la marca la IA, pero, por si acaso, existe un equipo humano detrás dispuesto a levantar otro muro de seguridad.

En este caso, la unión hace la fuerza. Nosotros los llamamos agentes y son especialistas en fraude. Su trabajo es asegurar la correcta experiencia virtual de los clientes y elevar la seguridad de la economía digital. A través de este funcionamiento híbrido, la inteligencia artificial hace un análisis para detectar si un nuevo usuario es quien debería ser o si, por el contrario, se trata de un estafador. En paralelo, un experto valida la respuesta de la IA y toma una decisión en última instancia.

La IA hace un análisis para detectar si un nuevo usuario es quien debería ser o si, por el contrario, se trata de un estafador

Este es un claro ejemplo para ilustrar cuál debería ser la relación entre máquinas y humanos en el escenario que se avecina. La digitalización nos conduce hacia un entorno muy virtual, donde la gente ya gestiona sus finanzas desde el smartphone o cierra contratos de compraventa desde plataformas de firma digital. La inteligencia artificial no es más que un mecanismo que permite agilizar, reducir tiempos y costes, y facilitar tareas repetitivas.

En cierto modo, la implementación de la IA en los negocios creará un mundo laboral más flexible y automatizado, donde solo aquellas personas que trabajaban como máquinas serán sustituidas por, efectivamente, máquinas. Pero esto no debe ensombrecer las oportunidades que supone. Los profesionales debemos potenciar todo aquello que solo nos pertenece a los humanos y que nos será increíblemente útil, como es la creatividad o la capacidad para tomar decisiones tras contemplar una serie de variables.

Primero con la llegada de Internet y ahora con las nuevas tecnologías inteligentes, estamos adoptando metodologías, operativas y funciones nuevas constantemente. La pandemia del coronavirus ha impulsado la transformación digital de una manera inaudita. Esto significa que debemos adaptarnos rápidamente a un escenario que no solo es más virtual per se, sino que nos exige reconfigurar estrategias y replantearnos las cosas con una nueva mentalidad.

En muchas ocasiones, el temor a la implantación de una inteligencia artificial que sustituya a la humana nos distrae de otros problemas reales, como las posibles amenazas a la privacidad o la regulación del reconocimiento facial. Debemos ver la tecnología cognitiva como una aliada y ser capaces de evolucionar y aprender incesantemente para estar a la altura del futuro mercado empresarial. Comprender esto y saber trabajar con ello marcará la diferencia.