Para las empresas es prioritario cambiar a un modelo centrado en el empleado. En este mundo pospandémico, trabajar ha dejado de ser sinónimo de presencia en un entorno físico, único y rígido.

Laura AlonsoEl futuro de los modelos de trabajo era uno de los desafíos que, ya antes de la pandemia, teníamos que afrontar como sociedad. Las compañías lo venían gestionando a diferentes ritmos cuando el tsunami de la COVID-19 supuso una aceleración de todo tipo de planes de teletrabajo en empresas de todos los tamaños. Las que no los tenían tuvieron que improvisarlos para mantener su actividad en los meses más duros del confinamiento. Ahora, en la mayoría de los casos, han ido variando hacia entornos híbridos en los que se combina la presencialidad con el trabajo desempeñado desde casa.

La pandemia ha empujado a las empresas a replantearse cómo seguir siendo competitivas, cómo ofrecer productos y servicios de calidad y cómo garantizar la seguridad y salud de sus empleados. El teletrabajo no siempre es la solución. En sectores como el de la restauración o la industria no es posible, pero en otros muchos, con ayuda de la tecnología y las telecomunicaciones, se puede ofrecer la misma calidad del servicio independientemente del espacio físico en el que se encuentre el trabajador.

En España solo teletrabajaban 950 000 personas en 2019, según el INE, lo que suponía el 4,8% de los ocupados, pero con la pandemia la cifra aumentó hasta los tres millones de personas durante el segundo trimestre de 2020, cerca del 20% de la población activa. Con el final del año, según Randstad, 1,1 millones de personas dejaron de trabajar en remoto, pero la opción de trabajo presencial y desde el hogar se ha ido asentando en las organizaciones.

La oficina convencional

En junio de 2020, con el fin del confinamiento, desde Impact Hub Madrid consultamos a más de doscientas empresas cuál había sido el impacto de la COVID-19 en sus modelos de negocio. El 80% aseguraba que iba a adoptar modelos híbridos de trabajo, tendencia que se ha mantenido. Según dos informes de JLL (Dando forma al futuro del trabajo para crear un mundo mejor y Dando forma a la experiencia de las personas), en un contexto como el actual, en el que cada vez más empleados vuelven a la oficina, es prioritario para las empresas adoptar un modelo centrado en el trabajador.

En el mundo pospandémico, trabajar ha dejado de ser sinónimo de presencia en un entorno físico único y rígido. Después de la experiencia vivida, el 66% de los empleados espera poder hacerlo desde diferentes ubicaciones, incluso cuando haya remitido toda la crisis sanitaria.

La oficina convencional, durante los meses más duros del confinamiento, ha representado un lastre: una cifra rígida en cuanto a metros cuadrados y un elevado coste fijo por un servicio al que no era posible dar ningún uso. Esta realidad ha empujado a las empresas a valorar qué modelo puede resultar más adecuado para hacer frente a la incertidumbre actual. Muchas han visto en esta crisis una oportunidad para reinventar los espacios compartidos, para revisar su cultura y valores y, por qué no decirlo, para encontrar un equilibrio presupuestario, dañado por la coyuntura económica.

En el mundo pospandémico, trabajar ha dejado de ser sinónimo de presencia en un entorno físico único y rígido

Este período también nos ha enseñado la importancia de las relaciones y lo peligroso del aislamiento. El teletrabajo en exclusiva ha demostrado tener también importantes carencias: los equipos tienen que adaptarse a formas de colaboración virtual, resulta más difícil desconectar de la jornada laboral… Los espacios híbridos de trabajo van ganando terreno poco a poco, también en los coworkings, como una alternativa dinámica y flexible, más acorde con las nuevas formas de trabajo: ofrece las ventajas del contacto personal sin las complicaciones de la oficina tradicional.

Flexibilidad y smart working

Como red de emprendedores pionera en el sector del coworking en España, desde Impact Hub Madrid hemos comprobado, junto a nuestra comunidad, que cada empresa se enfrenta a diferentes realidades y que necesita dar respuesta a necesidades específicas para poder gestionar sus equipos y espacios.

Hemos observado que la mayoría busca reencontrar el equilibrio entre la presencialidad y el teletrabajo para mantener la cohesión de los equipos, la productividad y el bienestar de las personas. La solución puede estar en la combinación de espacios de trabajo diferentes, con el uso intensificado de la tecnología y una nueva cultura de trabajo más flexible. Los espacios de coworking, cada vez más polivalentes, pueden ser una palanca para la recuperación de las empresas, adaptándose a sus necesidades y aprovechando las ventajas que supone formar parte de una comunidad que persigue el cambio y el impacto social y económico.

Basándonos en nuestra experiencia, hemos llegado a la conclusión de que las empresas buscan, ahora más que nunca, el bienestar y la flexibilidad para todos los profesionales. El smart work ha dejado de ser tendencia para convertirse en realidad. Combina teletrabajo y oficina como mejor convenga a las organizaciones, lo que permite rotar a los equipos en los espacios, facilitar reuniones híbridas en remoto, asegurar que se cumplen las medidas sanitarias y obtener un ahorro de costes al pagar solo por el uso del espacio. Además, son también una solución para cuando no puedes o no quieres trabajar en casa.

Es evidente que, según las situaciones personales y el tipo de actividad que desempeña cada persona, el teletrabajo puede no ser una solución adecuada para todo el mundo. Hemos dado la bienvenida al trabajo everywhere. Es habitual encontrarnos varios tipos de profesionales: los que quieren un espacio dos veces al año para un gran encuentro con sus compañeros; los que necesitan salas para reuniones con su equipo o con clientes en días puntuales; los que precisan un despacho para trabajar a diario; o los nómadas o deslocalizados, que han surgido a raíz de la extensión del trabajo en remoto. La clave para todos ellos está en la flexibilidad.

Esta renovación de las formas de trabajar ha empujado a las empresas —que quieren retener talento e impulsar su productividad— a diseñar modelos a medida que solo se pueden encontrar en los coworkings. Son momentos de incertidumbre, pero también de oportunidad, y esta es una alternativa que se adapta a sus necesidades. El ofrecer a los equipos la opción de escoger el lugar desde el que desempeñar sus tareas (oficina, teletrabajo o tercer espacio) permite a las empresas optimizar el espacio necesario en su sede, así como aumentar la productividad y bienestar de las personas. 

Además, en nuestro caso, hablamos también de fomentar el concepto de comunidad, que puede ser un apoyo y un impulso fundamental para consolidar cualquier proyecto y convertirse en parte de la inspiración para generar impacto positivo.