Recientemente leía el siguiente titular: “Watson ha ayudado a más de 12 000 pacientes en su lucha contra el cáncer”. No, no se trataba del eterno ayudante de Sherlock, sino del Watson de IBM, una plataforma colaborativa basada en chat, que incorpora capacidades cognitivas para resumir conversaciones, responder a preguntas clave, localizar temáticas y personas, o conversaciones, en redes sociales para intentar garantizar la eficiencia. Aplicada a salud, se puede decir que está dando excelentes resultados.
En Suiza, una plataforma denominada Midata recoge datos de salud de los pacientes, que pueden decidir si quieren que se les incluya en proyectos de investigación. Hace un año inició su primer proyecto en el hospital universitario de Berna, en el que se investiga la influencia de la actividad física sobre el bienestar posoperatorio en pacientes sometidos a cirugía bariátrica (relacionada con la obesidad). Los pacientes miden su peso y sus pasos con una escala inteligente, a través de una aplicación móvil con la que pueden seguir su progreso y completar los datos automáticos autoevaluando su bienestar. Lo más interesante es que, con el consentimiento de los participantes, estos datos se usan en un estudio de big data con fines predictivos.
En España, la penetración de la tecnología y de Internet es muy superior a la que se da en el resto de Europa; sin embargo, esto contrasta con el uso real que se hace de estos temas en el sector sanitario, según se recogió el informe Propuestas para reducir la brecha digital en salud, de Menarini España, que hace años observó la brecha digital existente en la aplicación de las TIC al ámbito de la salud. Por ello, puso en marcha “Juntos contra el aislamiento digital” (conocido en redes sociales con el hashtag #sherpas20), un proyecto interdisciplinario centrado en las personas y los diferentes colectivos que integran el sector sanitario.
Como buenos sherpas, tiramos del grupo porque nos gusta hacer que las cosas pasen
El pasado 28 de abril, en Barcelona, se celebró el segundo encuentro #sherpas20, que reunió a medio centenar de participantes
—pacientes y profesionales relevantes e influyentes en el campo de la salud digital— que trabajaron durante toda la jornada con un objetivo: contribuir a la reducción de la brecha digital en salud.
El trabajo se enmarcó dentro de cinco territorios, previamente identificados por la comunidad sherpa como áreas clave: atención a la cronicidad, formación, acción social, autocuidado/hábitos saludables e investigación sobre el impacto de las TIC en salud. Para llegar a esos modelos o prototipos de proyectos, la comunidad trabajó con una técnica de mapas denominada manual thinking, que facilita el trabajo en equipo, la creatividad personal y grupal, y la ordenación de ideas.
El poso que nos ha quedado tras esta segunda gran reunión es que, poco a poco, estamos avanzando. La e-salud comienza a ser una realidad cada vez más extendida en España. De hecho, en el informe España 4.0. El reto de la transformación digital de la economía (de Roland Berger y Siemens), el sector farmacéutico y de salud aparece como el que mejor valora las ventajas competitivas de la transformación digital (el 91% de los encuestados cree que los beneficios pueden ser muy grandes).
Sin embargo, todavía queda mucho por andar y, quienes nos hemos lanzado de cabeza a combatir la brecha digital en salud debemos continuar siempre moviéndonos, tras la pista, un paso por delante y tirando del grupo. Como buenos sherpas, nos gusta hacer que las cosas pasen.