Las organizaciones de todo el mundo están en pleno proceso de transformación digital, trabajando para ofrecer experiencias más satisfactorias a los clientes. Pero, para ello, necesitan llevar a cabo innovaciones constantes y, además, hacerlo de forma rápida, lo que requiere migrar cada vez más servicios a entornos híbridos nativos de la nube. Estos ecosistemas dinámicos brindan un nivel notable de agilidad, pero también introducen niveles de complejidad sin precedentes. De hecho, investigaciones recientes demuestran que, con estas cotas de crecimiento, administrar esta complejidad está por encima de las capacidades humanas.

Los equipos de TI reciben un constante bombardeo de alertas de rendimiento y disponibilidad, que deben investigar para poder identificar y resolver posibles problemas antes de que afecten a los servicios. De hecho, estos equipos invierten, de promedio, un 15% de su tiempo para tratar de identificar en cuáles de estas alertas deben centrarse. Esto genera un coste anual de 1,5 millones de dólares —de media— para las organizaciones, todo ello antes de ponerse a resolver el problema

Un futuro complejo

Gran parte del desafío radica en que las aplicaciones que se ejecutan en los ecosistemas de nube empresariales son enormemente complejas, con cientos de tecnologías, millones de líneas de código y miles de millones de dependencias entre ellas. Esto está produciendo un volumen, velocidad y variedad de datos y alertas de rendimiento sin precedentes. Los métodos tradicionales de monitorización ya no son suficientes para dar sentido a este volumen de datos y administrar el rendimiento del servicio de manera efectiva.

Ordenar los falsos positivos, los duplicados y las alertas de baja prioridad es un proceso lento y propenso a errores

Generalmente, los sistemas de monitorización tradicionales operan de manera aislada, y envían miles de alertas individuales que carecen de un contexto más amplio acerca de lo que está ocurriendo en toda la pila, lo que genera un gran número de falsos positivos y alertas duplicadas. De hecho, los equipos de TI dedican cada vez más tiempo a determinar hacia dónde deben dirigir sus esfuerzos. Además, según afirman los responsables de estos departamentos, tan solo un 26% de las alertas requieren algún tipo de acción.

Ordenar los falsos positivos, los duplicados y las alertas de baja prioridad es un proceso lento y propenso a errores; además, los equipos de TI no pueden dedicarse a tareas más importantes, como identificar la causa raíz de los problemas de rendimiento y solucionarlos antes de que se produzcan interrupciones en el servicio.

Gestión del rendimiento efectiva

Los recursos críticos que los equipos de TI están desperdiciando en la clasificación de alertas deben ser redirigidos hacia una gestión de rendimiento efectiva, impulsando experiencias digitales sin interrupciones. No tiene sentido tratar de resolver el problema actualizando gradualmente el software de supervisión, ya que estas herramientas no se crearon para una naturaleza dinámica como la de los entornos multicloud. Domar la complejidad de estos ecosistemas requiere un cambio que va más allá de confiar solo en las capacidades humanas.

Las organizaciones necesitan hacer la transición a operaciones en la nube impulsadas por la inteligencia artificial, para controlar sus entornos complejos. Todo ello en combinación con un enfoque basado en un modelo de datos común, para romper los silos entre los datos de monitorización y brindar respuestas precisas y contextualizadas a los problemas de rendimiento, en lugar de más datos y alertas. De esta forma, se allanará el camino hacia aplicaciones de autorreparación automática mediante la automatización de la entrega continua de actualizaciones y los procesos operativos.

En última instancia, es importante abordar la insuficiencia de los sistemas de monitorización tradicionales. Las empresas necesitan hacer un cambio decisivo hacia las operaciones en la nube impulsadas por IA, que brindan información procesable sobre el rendimiento de sus aplicaciones y el impacto en el usuario final. Solo así podrán ofrecer experiencias digitales sin problemas en medio de la complejidad de la nube empresarial y seguir siendo competitivas en un mundo centrado en el cliente.