Relaciones personales digitales

Cambio cultural en las organizaciones

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girl-with-mobileTodos hablamos de transformación digital y en nuestra vida personal seguramente ya hace algunos meses que hemos empezado a “transformarnos”. Existen datos de que cada mes, alrededor de dos billones de personas utilizamos plataformas como WhatsApp, WeChat, Facebook Messenger o LINE para comunicarnos  o relacionarnos, en detrimento de los SMS y de las conversaciones telefónicas.

Las estadísticas de la media de descargas e instalación de aplicaciones en los dispositivos móviles crecen todos los días: utilizamos una app para pedir un taxi, pagar los parquímetros, para ver cómo evolucionamos en nuestro ejercicio físico… En España, el 50% de las ventas del sector retail ya se producen a través del canal online.

Todas estas reflexiones nos plantean una pregunta: ¿existe una transformación digital laboral? La respuesta queda muy lejos de lo esperado. Pocas son las compañías en España que tienen una app para, por ejemplo, facilitar a los trabajadores su labor diaria en áreas como las hojas de gastos, la solicitud de vacaciones o las bajas médicas, actividades, por otra parte, comunes a todas las organizaciones. El sector TIC tiene que ayudar a emprender la verdadera transformación digital en la empresa, que empieza en las personas que conforman la organización.

Ninguna compañía tendrá éxito en la nueva economía digital si sus colaboradores no han sufrido una transformación digital, y esto se resume en trasladar aquello que hacemos en nuestra vida cotidiana o personal a nuestra vida laboral.

La verdadera transformación empieza en las personas que conforman la empresa

Hace poco escuché una conferencia, impartida en una escuela de negocios, en la que se habló del caso de una marca de coches que había conseguido incrementar las ventas de techos eléctricos en un 30%. Este incremento —un dato medible y cuantificable económicamente— llegó gracias a la aportación de un vendedor en una red social, relativa a un perfil de público concreto (familia con hijos) y a un accesorio del coche (techo eléctrico).

El beneficio para la empresa es evidente, y tiene su origen en el comentario de un vendedor en una red social, no en una estrategia diseñada por la compañía. Este ejemplo nos muestra los beneficios que pueden aportar los colaboradores si ponemos a su disposición los medios que les permitan relacionarse en su vida laboral tal y como lo hacen en su vida personal.

Y dentro de este escenario, una de las responsabilidades de las empresas tecnológicas es la de ayudar a las organizaciones a la hora de preparar a estas personas, a formarlas en cultura digital, venciendo las resistencias que por naturaleza produce el cambio, proporcionando herramientas sencillas que ayuden a la hora de relacionarse digitalmente.

Si somos capaces de ponerle “inteligencia” a todas estas interacciones digitales de nuestra fuerza laboral, conseguiremos no solo motivar a nuestros profesionales y obtener beneficios para nuestra imagen como marca, sino también evitar que haya gente que se sienta desplazada en la compañía.

La tecnología es también una necesidad en nuestra vida laboral, pero este cambio cultural solo será posible imitando aquello que triunfa en nuestras vidas personales.

Los primeros clientes de cualquier organización deben ser las personas que la conforman. Ellos deberían ser la brújula digital.