La transformación está trayendo un amplio abanico de tecnologías y herramientas que sirven para todo. Solo hay que comprarlas e instalarlas para adaptarse al nuevo contexto digital. ¿Esto es así? Evidentemente, no. Las tecnologías no garantizan la adecuada respuesta a esta compleja realidad. Son necesarios también cambios en mentalidades, hábitos, procesos. Abordar el cambio contando con las personas.

Con la llegada de los smartphones a nuestras vidas hace diez años, nuestra forma de trabajar cambió para siempre. La tecnología móvil ha introducido una enorme agilidad y capacidad de colaboración en las empresas, desde la gestión de la cadena de suministro a la planificación de los recursos humanos o las relaciones con los clientes. Al mismo tiempo, los límites entre la esfera profesional y la privada se han difuminado, con un uso creciente de dispositivos personales por parte de los empleados para completar tareas y procesos de negocio.

Pero si los cambios han sido profundos en esta última década, la transformación va a ser aún más radical en el futuro cercano. Según un reciente informe elaborado por The Future Laboratory para Samsung, las empresas tendrán que redoblar sus esfuerzos en los próximos tres años para adaptarse plenamente a la realidad empresarial que nos espera en 2020: la economía abierta.

Al mismo tiempo que los millennials se instalarán en el mercado laboral —y se convertirán en los responsables de la toma de decisiones dentro de las empresas—, el viaje tecnológico hacia el futuro seguirá su curso con espectaculares avances en realidad virtual, realidad aumentada e inteligencia artificial.

Las empresas colaborativas y abiertas del futuro manejarán plantillas ultraflexibles, con un claro dominio de los trabajadores freelance y de las redes de colaboración para integrar startups y emprendedores.

Las oficinas abandonarán sus ubicaciones fijas para llevar los recursos del negocio allí donde se encuentre el empleado. Personas, datos e ideas estarán integrados en los modelos de negocio con una gran libertad.

No obstante, el principal reto está relacionado con la seguridad, ya que las empresas deberán proteger los datos, procesos y sistemas en este nuevo entorno completamente abierto, colaborativo y descentralizado.

Estos avances tecnológicos y cambios de modelo exigen un nuevo enfoque de seguridad

Empresas flexibles y colaborativas

Un primer rasgo de esta economía es la apertura de las empresas a la innovación que nace más allá de sus muros. Actualmente, muchas grandes empresas emplean ya tácticas de innovación inversa, invitando a las startups a formar parte de sus procesos de desarrollo. En el futuro próximo, esto será la norma. Las empresas tendrán no solo que adoptar nuevas tecnologías disruptivas, sino asimilar también nuevas ideas y planteamientos sobre la forma de trabajar y hacer negocios.

A esto se le sumará la pujanza de los trabajadores freelance, grandes protagonistas de la economía abierta. Con el fenómeno BYOD, las empresas han descubierto ya las implicaciones que tiene para las políticas de seguridad el uso de un sinfín de dispositivos conectados. El desafío de los freelances va un paso más allá, ya que pueden conectarse a la vez con varias organizaciones, trabajar con múltiples conjuntos de datos corporativos y, al mismo tiempo, necesitan proteger al máximo la privacidad de sus propios datos.

El denominado “mercado de trabajo conectado”, que comprende los puestos digitales y los trabajadores en remoto, supone aún una pequeña parte del mercado total de contratación. Sin embargo, en 2020 tendrá un valor de casi 63 000 millones de dólares, de los que 10 000 millones corresponderán a los trabajadores freelance (MyLife, Connected, PwC). Otras previsiones apuntan incluso a que se alcance un porcentaje del 40% de trabajadores autónomos para entonces.  El trabajo freelance parece además encajar muy bien con la filosofía de vida de los millennials, más cercana a la flexibilidad laboral que a una tradicional jornada de 9 a 18 h.

Junto a la nueva fuerza de trabajo independiente y digital, la robótica y la automatización se encargarán de trasformar por completo los lugares y procesos de trabajo. El desarrollo del Internet de las Cosas y de la inteligencia artificial liberará a las personas de tareas manuales repetitivas para que puedan emplear este tiempo en procesos creativos y reflexivos que exploten al máximo su talento.

Los entornos de oficina estáticos que hemos conocido hasta ahora irán así desapareciendo poco a poco. La forma de comunicarnos integrará tanto los dispositivos móviles como las nuevas tecnologías inmersivas. Los trabajadores podrán convertir todo tipo de superficies —desde una mesa a una pared— en pantallas interactivas que se activen por voz, tactilidad, gestos o desde un dispositivo móvil o wearable.

Ayudar a las empresas a abrirse a la innovación e integrar la colaboración en su cultura

El desafío de la seguridad

Todos estos avances tecnológicos y cambios de modelo de negocio exigen un nuevo enfoque de seguridad. En las oficinas inteligentes, donde prácticamente todo esté conectado a la red, garantizar la seguridad de todos los puntos de acceso es crítico, tanto si es un smartphone como un televisor o la máquina de café. Y no se trata solo de un escenario de futuro, las consecuencias de esta exposición a los riesgos son visibles ya. El 70% de los millennials admite abiertamente que no respeta las políticas de TI y utiliza apps no autorizadas por la empresa. Por su parte, Juniper Research predice que el coste total de las fugas de datos corporativos alcanzará los 2,1 billones de dólares en 2019.

Con urgencia, las empresas necesitan una plataforma que soporte de forma completamente segura cualquier dispositivo o aplicación. Solo así podrán abrir sus puertas a los nuevos trabajadores independientes y a las empresas colaboradoras que forman parte de las nuevas redes de innovación.

Como respuesta a este escenario, desde Samsung contamos con un ecosistema de dispositivos móviles que, junto con la plataforma de seguridad asociada Samsung Knox, proponen a las organizaciones un excelente punto de partida para desarrollar las nuevas prácticas de trabajo abierto e inclusivo que dominarán el futuro.

Samsung Knox es actualmente la defensa más potente contra las amenazas a la seguridad móvil en el lugar de trabajo, gracias a un diseño adaptativo y modular que integra cifrado y claves de seguridad en un contenedor de hardware basado en un chipset seguro. Esto permite la creación de identidades personales y profesionales completamente protegidas e independientes en un mismo dispositivo móvil, se garantiza así que los datos corporativos sean siempre inaccesibles para las apps y procesos personales. Y un aspecto fundamental, que la privacidad personal se respete y preserve en todo momento.

La adopción de plataformas seguras como Samsung Knox no solo protegerá a las empresas frente a las ciberamenazas, también les permitirá abrirse a la innovación e integrar la colaboración en su cultura corporativa.

Disponer de soluciones con las que conectar de forma segura cualquier dispositivo o sistema facilitará a las grandes empresas trabajar con startups, intercambiar ideas con competidores, absorber el talento de los emprendedores y desarrollar prácticas eficientes junto a los trabajadores freelance.