Biotecnología: bienvenidos a las bioplatforms

La innovación en biología impulsada por el software y los datos

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Una de las grandes esperanzas para ver la luz al final del túnel de la COVID-19 son las vacunas, y la rapidez con la que se han desarrollado gracias a los avances tecnológicos. Las dos empresas de biotecnología —Pfizer-BioNTech y Moderna— han utilizado las llamadas vacunas de ARN mensajero (o ARNm), que, en vez de un patógeno atenuado o una parte de este, introducen las instrucciones para que sea nuestro propio organismo el que produzca el antígeno (en este caso una proteína) que desencadene la reacción del sistema inmune.

¿Cómo es posible que estas dos empresas hayan podido crear una vacuna en tan poco tiempo? La respuesta radica en la creación de las llamadas bioplatforms, plataformas industrializadas construidas sobre nuevas y potentes tecnologías de vanguardia, como la ingeniería biológica y la inteligencia artificial, que amplifican dos superpoderes clave:

  • Explorar los rincones oscuros de la biología a una escala y un detalle sin precedentes, que va desde la descodificación rápida de genomas completos hasta la resolución de una sola célula.
  • Intervenir contra la enfermedad de nuevas formas, permitiéndonos diseñar sistemas biológicos complejos (como células y genes) con funciones específicas.

Según el CEO de Moderna, después del análisis del genoma del virus (SARS-CoV-2) pasaron solo 48 horas hasta que la vacuna final estuvo lista

Para hacerse una idea del poder y, sobre todo, la velocidad de la bioplatform de Moderna, según su CEO, Stephane Bancel, después del análisis del genoma del virus (SARS-CoV-2) pasaron solo 48 horas hasta que la vacuna final estuvo lista. El resto del tiempo se ha dedicado a las rutinas de pruebas y aprobación. Esta misma dinámica permitió a BioNTech redirigir rápidamente su bioplataforma de ARNm del cáncer hacia la COVID en cuestión de semanas; la compañía estima que puede fabricar versiones actualizadas contra cepas mutantes emergentes en tan solo seis semanas.

Stephane Bancel también mencionó que el secreto es que una máquina puede ahora imprimir los ingredientes biológicos, en lugar de cultivarlos, un proceso este último que consume mucho más tiempo.

Pero lo que es aún más importante es que estos programas son solo los primeros de una larga lista de ellos que se beneficiarán de las mismas plataformas subyacentes. El auge de las bioplatforms impactará en ámbitos que van mucho más allá de las vacunas. Transformará todas las áreas de la biotecnología, desde el descubrimiento de moléculas, la ingeniería de proteínas, la edición del genoma, la entrega de genes, la terapia celular y mucho más.

Se puede prever un futuro muy prometedor gracias a las bioplatforms y a las innovadoras tecnologías que se aplican alrededor, como la secuenciación y síntesis del ADN, la inteligencia artificial, el machine vision y el machine learning (ML), o la automatización de los procesos de recopilación y manipulación de datos biológicos en el laboratorio.

Es muy posible que Pfizer-BioNTech y Moderna se conviertan en los Android e iOS del futuro biológico. Competirán para lograr mayores avances biotecnológicos que ayuden a la hora de encontrar vacunas, fármacos o tratamientos más eficaces, reduciendo el time-to-market y los costes de producción para curar enfermedades graves, como el cáncer, el ébola o el sida.

Posiblemente veremos medicamentos en los que los complementos biológicos para grupos especiales, como las personas mayores o las mujeres embarazadas, se convertirán en un estándar. En el horizonte, los ingredientes bioactivos hiperpersonalizables se podrían también detectar a través de aplicaciones digitales, smart medical devices o smart healthcare devices.

Sin duda estamos viviendo el inicio de un nuevo eje dentro de la próxima revolución industrial, en la que la biología computacional y las bioplatforms tendrán un papel crucial en las próximas décadas, en especial en lo que respecta a la colaboración entre farmacéuticas, gobiernos y pacientes.