La cadena de suministro, conformada por múltiples actores, debe funcionar de manera integrada y ágil para ganar eficiencia y responder a las demandas del comercio minorista. Blockchain ofrece la posibilidad de gestionar mejor la última milla y la trazabilidad; agilizar y aligerar la ingente gestión documental de los procesos logísticos; así como automatizar la ejecución de las distintas relaciones contractuales.

La invención de la refrigeración, entre otros elementos, fue lo que impulsó la creación de las cadenas de supermercados. Después llegaron los centros comerciales, que, con la democratización del automóvil, acabaron convirtiéndose en grandes superficies separadas de los núcleos urbanos para ofrecer un abanico más amplio de productos y así constituirse en una parada dual de compras y ocio. Hace una década comenzó el viraje hacia la tienda digital. Sobre ella, el consumidor ha superado de forma amplia los prejuicios iniciales que existían en cuanto a la seguridad en los pagos, y espera una experiencia de compra única que integre aspectos relativos al mundo físico y al digital.

En la actualidad, el comercio digital sigue aumentando su grado de sofisticación, siempre en busca de experiencias de usuario que le aporten un mayor valor. Por ejemplo, uno de los ámbitos que se están potenciando es el relativo a ofrecer más facilidades al cliente a la hora de buscar, pagar, recibir o devolver los productos.

Blockchain ayuda a mejorar la gestión y la automatización de la última milla

La última milla

Una de las iniciativas más elocuentes es el asistente de voz, que anuncia a bombo y platillo su intención de facilitar nuestra vida y ayudarnos a comprar en un contexto digital. Primero, seguramente, su uso estará más enfocado hacia aquellas compras que son más sencillas y repetitivas, de objetos de coste pequeño. Después, promete ayudarnos en otros ámbitos como, por ejemplo, las comparativas y recomendaciones para adquirir productos de mayor relevancia para nosotros.

En cualquier caso, según nuestros estudios, las previsiones son que el uso de este tipo de asistentes digitales llevará asociado un mayor volumen de pedidos más pequeños. Lógicamente, este contexto supondrá una presión mayor aún sobre la logística y la distribución, especialmente en la última milla.

Este es el último eslabón dentro de la cadena de suministro, y también el más importante. En este escenario se enfrenta a una serie de retos es­pecialmente complejos:

  • La necesidad de realizar los re­partos en el mismo día, incluso con restricciones en cuanto a las horas o tramos de entrega.
  • El cliente demanda ahora un control del pedido, así como detalles, en tiempo real, sobre su ubicación.
  • Existe un creciente interés por la compra y distribución de productos frescos y de otra índole, que necesitan características de transporte determinadas y una cadena de suministro cada vez más ágil.

Gestión y automatización

En este contexto, la tecnología de cadena de bloques, o blockchain, se postula como un aliado de gran valor a la hora de mejorar la gestión y la automatización de la última milla. Pero puede ir más allá, teniendo en cuenta su capacidad de optimizar la integridad de la cadena de suministro.

De hecho, el último informe del Instituto de Investigación de Capgemini sobre esta tecnología señala que en 2025 su uso será generalizado en las cadenas de suministro. No en vano, su penetración a niveles de escala es de un 3%, pero es que, en la actualidad, un 10% de las empresas cuenta ya con pilotos basados en esta tecnología, y más del 85% realiza pruebas experimentales.

La identidad digital será el pasaporte en las etapas de la vida de un producto

Identidades digitales

La gran baza del blockchain es que permite asignar identidades digitales a cada unidad que se produce y distribuye, para que los múltiples actores que intervienen puedan tener un control permanente acerca de sus datos, características y localización. El hecho de que solo actores verificados por el sistema puedan cargar actualizaciones aumenta el control y la transparencia en la cadena de suministro. El resultado final es que el uso de blockchain permite establecer un ecosistema de información confiable, unificado y automatizado a lo largo de las fases de producción, controles de calidad, gestión del inventario, transporte, logística y distribución.

Las identidades digitales servirán como pasaporte del producto, que cuenta con sellos y visados que certifican los diferentes traslados y manipulaciones a lo largo de las diversas etapas de su vida. De este modo, se crea un rastro digital completo —de origen a destino— que todos los actores comparten. Esto hará mucho más sencillas y ágiles todas las verificaciones de procedencia de un envío, al tiempo que se reforzará la capacidad de respuesta ante casos como, por ejemplo, partidas contaminadas, porque será posible identificar lugares comunes en las que hayan sido procesadas o manipuladas, lo que ayudará a prevenir crisis sanitarias.

Un ejemplo de este tipo de usos es SkyCell. Esta empresa combina la tecnología de cadena de bloques junto con IoT para asegurar que sus productos de biofarmacia se mantienen a la temperatura adecuada a lo largo de todo su itinerario. A través de ter­mómetros conectados se realiza un registro constante de las condiciones de la mercancía y, de esta manera, la compañía puede tener constancia acerca de si las partidas enviadas han sufrido alteraciones que superen los rangos aceptables.

Otros usos

Aunque el empleo de blockchain se orienta fundamentalmente a los procesos relacionados con la cadena de suministro, algunos retailers no han tardado mucho en sacarle un partido adicional frente al consumidor. Por ejemplo, utilizan códigos QR para dar acceso a la información de trazabilidad de algunos productos frescos, con el objetivo de ofrecer seguridad y fiabilidad a los clientes.

Además del seguimiento y actualización en tiempo real de la información, blockchain también permite eliminar la necesidad de una autoridad central que verifique la información. Esta característica tiene el potencial de reducir la burocracia, la gestión documental y el uso de papel en el transporte nacional e internacional, y permite también establecer los denominados contratos inteligentes para, por ejemplo, comprobar que, tras la entrega de un producto por parte de un operador logístico, se efectúa el pago correspondiente a una cuenta corriente determinada. La inclusión de estos contratos dentro de la identidad digital de un producto podrá cubrir no solo transacciones económicas, sino también otros aspectos legales como pueden ser los cambios de propiedad y responsabilidad de la mercancía.

No obstante, tal y como ocurre en todo proyecto tecnológico, la contribución del blockchain llegará también por la combinación acertada con otras tecnologías, como por ejemplo IoT. Fusionado también con sistemas de automatización inteligente, las posibilidades son realmente prometedoras, máxime cuando la robotización de los centros logísticos está ahora en plena efervescencia.

Las empresas que ya están haciendo un uso intensivo de blockchain en su cadena de suministro reconocen sus beneficios en términos de ahorro de costes, capacidad de seguimiento y mayor transparencia. De hecho, estas compañías prevén incrementar su inversión en ella un 30% en los próximos tres años.

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