En una era totalmente conectada, una rápida y eficaz transformación digital será esencial para todos los entornos. Mientras tanto, las tecnologías de la información supondrán la principal fuerza impulsora para el desarrollo del nuevo ecosistema digital, que definirá el futuro de las sociedades.
Desde tiempos remotos, el hombre ha sentido la necesidad de transformarse y evolucionar con el objetivo de alcanzar una vida más fácil y adaptada a las necesidades del momento. Una de las mayores revoluciones tecnológicas se produjo en el Neolítico, cuando los seres humanos pasaron de ser nómadas a sedentarios, desarrollando las primeras técnicas agrícolas. En la actualidad, más de 10.000 años después, nos encontramos en una era tecnológica tan avanzada que nuestros antepasados nunca pudieron imaginar.
Sin embargo, y en línea con este impulso transformador, todavía quedan muchos retos por afrontar. A medida que la conectividad ha ganado importancia global, empresas e instituciones ven la necesidad de hacer evolucionar sus estructuras hacia nuevos niveles de eficiencia y productividad. Mientras tanto, las TIC incrementan su papel protagonista en el desarrollo tecnológico de los próximos años.
Un mundo mejor conectado
La conectividad se ha convertido en la norma y continuará siendo así cuando, en 2025, tengan lugar 100.000 millones de conexiones y 8.000 millones de suscripciones de teléfonos inteligentes, repartidos entre 6.500 millones de personas y decenas de miles de millones de terminales.
No obstante, esta conectividad —que podríamos denominar como básica— no será suficiente. Será necesario que sea mejor y eso se ha de traducir en velocidades superiores, un tiempo de espera nulo, visualización en tiempo real, fiabilidad, seguridad y ubicuidad de la cobertura. Un mundo mejor conectado dará como resultado conversaciones más dinámicas entre las personas, entre las personas y las cosas, y entre las propias cosas.
Además, en un mundo mejor conectado, el impacto de las TIC se evaluará en función de cómo se beneficien de ellas las personas, las empresas y las sociedades en su conjunto. Las TIC serán un facilitador clave para soportar y apoyar los nuevos modelos de negocio. La ubicuidad de la banda ancha asegurará un acceso instantáneo y en tiempo real a un volumen masivo de datos almacenados y analizados en la nube y, al mismo tiempo, facilitará una provisión fluida de los servicios en todo momento y desde cualquier lugar.
IoT impulsará la transformación de los servicios de banda ancha de los operadores
Retos en el camino
Sin embargo, para que lleguen hasta nosotros las ventajas de un mundo conectado, tendrán que darse algunas premisas esenciales. Por un lado, hay que reconocer la importante labor que las administraciones y los reguladores vienen desarrollando para potenciar la conectividad y reducir las barreras para el acceso a las TIC, de forma que las empresas tengan una mayor facilidad para convertirse en innovadores ágiles que inspiren a sus clientes. Además, gracias a su impulso, conseguirán que las demás fuerzas dinamizadoras del mercado orienten sus esfuerzos en esa misma dirección.
En segundo lugar, las empresas deberán llevar a cabo una reforma digital de sus infraestructuras y modelos, de forma que puedan crear nuevas áreas de negocio o mantener la ventaja competitiva en su sector.
En este punto es indispensable la inversión en Internet de las Cosas (IoT) y big data. Cada conexión introduce nuevas fuentes de datos y estos se podrán transformar en decisiones. El incremento del número de datos solo será positivo si se crea valor a través de ellos, mejorando el negocio o creando experiencias innovadoras.
El Internet de las Cosas impulsará la transformación digital de los servicios de banda ancha de los operadores, haciendo de los hogares inteligentes una realidad. Por ejemplo, la tecnología de banda estrecha IoT de Huawei (NB-IoT, por sus siglas en inglés), basada en LTE, permitirá a los operadores de telecomunicaciones ofrecer IoT omnipresente y generar nuevas oportunidades de negocio de medición, estacionamiento inteligente, seguimiento logístico y smart cities.
En esta suma de ingredientes, la inversión en capital humano y el refinamiento de las competencias también representará un papel clave. Gobiernos y empresas no deben retrasarse en el desarrollo del talento necesario para aprovechar los beneficios del ecosistema digital. Entre las prioridades de innovación, en múltiples ocasiones el capital humano se sitúa en último lugar; sin embargo, es clave para alcanzar los niveles de eficiencia exigidos por el mercado.
Por último, destaca la mejora de la experiencia para sustentar la demanda. En un ecosistema digital hay factores que pueden perturbar la propia experiencia y destruir oportunidades de negocio y la propia adopción de la tecnología. Las necesidades y los hábitos de los usuarios se están trasladando a Internet en un fenómeno que Huawei ha resumido como ROADS – real-time, on-demand, all-online, DIY y social (tiempo real, bajo demanda, todo en línea, hágalo usted mismo y social).
En el caso de los operadores, necesitan acelerar su transformación digital para satisfacer las necesidades ROADS. El primer elemento importante es un sistema operativo de telecomunicaciones, un sistema de siguiente generación que da soporte a la experiencia ROADS, equivalente a que el negocio del operador habilite el sistema operativo. En segundo lugar, es importante tener una infraestructura de TI basada en la nube y definida por software, así como una plataforma abierta de datos.
La conectividad permitirá crear nuevos modelos e impulsar la revolución digital
Mejorar la experiencia
Los países líderes se están moviendo rápidamente para adoptar tecnologías que mejoren la velocidad y la agilidad de las infraestructuras, como los nuevos sistemas flash, habilitados para despuntar en la aceleración de cargas de trabajo, tiempos de respuesta y análisis de bases de datos y conjuntos de datos, estructurados o no.
Hay muchas maneras de mejorar la experiencia, pero la banda ancha ubicua, la interacción en tiempo real y las descargas rápidas obligan a contar con soluciones y aplicaciones más innovadoras.
La mayoría de las veces, las empresas y los gobiernos no pueden hacer frente a todos sus deseos, ya que no siempre hay suficientes recursos. Centrarse en los principios mencionados será el primer paso para abordar con eficacia el camino de la transformación digital.
Según las previsiones, en 2025 la transformación digital alcanzará los
15 billones de dólares. Por ello, no hay que esperar a que el futuro llegue, sino que debemos trabajar juntos para crearlo. Entre todos, tendremos que aumentar la conectividad y crear nuevos modelos de negocio para impulsar así la revolución digital.