La ingeniería, las soluciones y los proyectos con propósito social avanzan más rápido gracias al código abierto.

Prometeo es un ejemplo de este modelo de desarrollo, en el que se trabaja de forma colaborativa y global a través de la comunidad técnica Pyrrha. El objetivo es acelerar la innovación, contribuir a resolver problemas globales y facilitar la implementación.

La inspiración de la que nació Prometeo surgió en el Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) de los Bomberos de Cataluña. Durante las quemas controladas para limpiar el bosque antes de la campaña de verano, se recopilaban datos —manualmente— de cada bombero.

Automatizar y aprender

Pronto se dieron cuenta de que, con IoT e inteligencia artificial, podían llevar esa idea a otro nivel, automatizando la recogida de datos y aprendiendo de la experiencia de cada bombero, que es única y diferente. De esta forma, un equipo multidisciplinar formado por un bombero, un enfermero y tres ingenieros concibió Prometeo, y gracias al respaldo de un concurso internacional (Call for Code Global Challenge) se pudo constituir la comunidad de código abierto que ha generado ya tres versiones de la solución para que todos los departamentos de bomberos del mundo puedan utilizarlo.

A través de los distintos sensores que lleva el bombero en su chaqueta es posible monitorizar la exposición a gases tóxicos

Prometeo se basa en IoT y, a través de los distintos sensores que lleva el bombero en su chaqueta, monitoriza la exposición de estos profesionales a gases tóxicos. El centro de mando controla las alertas que se generan y, a partir de esa información, puede tomar decisiones para proteger al bombero de una exposición elevada a gases como el monóxido de carbono (CO) o el dióxido de nitrógeno (NO2). El objetivo es disponer de datos personalizados de exposición en tiempo real, y también de exposición acumulada,

Alertas personalizadas

En marzo de 2021 se probó sobre el terreno la versión 3 de Prometeo, que incluye una aplicación móvil para que cada bombero pueda consultar los datos de su exposición al humo en su smartphone. De esta manera, además de la monitorización centralizada del centro de mando, cada bombero puede visualizar sus propios valores. Adicionalmente, el smartwatch genera una alerta de vibración en caso de riesgo por altas concentraciones de gases tóxicos.

En la actualidad ya se está trabajando en la siguiente versión de este software, que incorporará nuevas variables al algoritmo que genera las alertas. Se trata de combinar los valores de exposición a gases, que se recogen con el dispositivo IoT, con los valores de variables fisiológicas del bombero (por ejemplo, la frecuencia cardíaca), tomados a través de su smartwatch. De esta manera se enriquece el algoritmo y se dispone de más datos para establecer estrategias personalizadas. Además, el sistema se probará en otros países, para identificar situaciones que demanden nuevos sensores de gases asociados al tipo de vegetación que impere en cada lugar.

Código abierto frente a un problema global

Prometeo es la materialización del sueño de un bombero que quería proteger a sus compañeros de las sustancias tóxicas que inhalan en el ejercicio de su actividad. Pero este es un problema que no solo afecta a los bomberos.

Las comunidades de código abierto aceleran el proceso de innovación, para convertir las ideas en realidad

Los incendios forestales son cada vez más graves, ocurren en todo el planeta y ponen en riesgo las condiciones de vida para las generaciones futuras. Arden nuestros bosques durante horas, días e incluso semanas. En el sur de Europa, en el Amazonas, en California, en Australia, en Indonesia, en Siberia. Es un problema global: el fuego de Australia llegó a Chile, se pudo ver desde el espacio. Ante incendios de gran magnitud, los civiles están expuestos a gases tóxicos casi tanto como los bomberos.

Recoger datos de bomberos de todo el mundo nos aportará evidencia científica de las consecuencias de la exposición acumulada. Unos datos que alimentarán las ideas para enfrentarse al problema, las cuales se harán realidad gracias a las comunidades de código abierto que aceleran el proceso de innovación.