La industria 4.0 se asocia automáticamente a tecnologías como IoT, robótica, inteligencia artificial, realidad aumentada y virtual. Sin embargo, esta nueva generación de maquinaria, a la que se confía el desarrollo de la cuarta revolución industrial, precisa de un ecosistema de soluciones digitales para conseguir verdaderas smart factories. La inversión no debe suponer únicamente el añadir un nuevo equipamiento productivo, debe ser una transformación real del modo de producción, que elimine problemas y mejore la cuenta de resultados.

En 2016 realizamos una encuesta entre más de un centenar de fabricantes españoles de productos de gran consumo (FCMG), entre los que se incluían empresas de alimentación y bebidas, así como fabricantes de productos de limpieza doméstica y cosmética. El objetivo era conocer algunos de los principales indicadores de este tipo de plantas de producción, así como sus retos, y conocer el estado del arte en cuanto a la implantación de soluciones de gestión MES (manufacturing execution systems), procesos de transformación digital y desarrollo de entornos para la industria 4.0.

Los resultados indican que el sector industrial español se enfrenta a ciertas barreras que están lastrando su competitividad. Una de las principales es un cierto inmovilismo basado en falsas creencias, como, por ejemplo, que la mejora de procesos pasa por invertir en activos fijos. Cerca del 60% de las empresas identificaba este tipo de inversión como la mejor alternativa para mejorar su productividad.

Otro de estos hándicaps es la falta de información global, y en tiempo real, sobre la actividad en todas las fases del proceso fabril (el 74% de las que confiaban solo en la compra de maquinaria). Así, los responsables de la gestión de plantas que no disponen de sistemas de medición dedican entre un 50% y un 70% de su tiempo a buscar datos y construir informes relevantes para la gestión del día a día.

No contar con información exacta sobre el estado de la producción hace imposible prever el cumplimiento de planes de producción, descubrir las causas y efectos de cualquier incidente o problema, mejorar rutinas o tomar decisiones para aplicar medidas correctivas contra posibles desviaciones.

Dicho informe también detectó problemas que tienen como origen los RRHH del sector industrial, que, en muchos casos, están relacionados con la falta de supervisión, control y medición de la actividad, pero también con la ausencia de implicación y motivación por el escaso valor que se da a su opinión en materia de gestión de la producción.

Social MES asegura la conexión e intercomunicación de todo con todo

Maquinaria y sistemas de control obsoletos

Otras conclusiones tienen más que ver con la capacidad para solucionar determinados problemas. Así, el 52% de estas industrias desconoce cómo reducir las mermas de materias primas o el sobrellenado. El 67% de las fábricas están produciendo entre un 4% y un 8% de más para satisfacer su demanda, muy por encima de un margen de tolerancia adecuado (entre 1% y 3%).

Estos datos revelan un problema de obsolescencia, tanto en lo que se refiere a la maquinaria como a los procedimientos de control y medición. Pero para afrontarlo se asume un punto de partida recurrente desde la primera Revolución Industrial: la inversión en nuevo equipamiento productivo. Esta visión errónea se complica con el abanico de tecnologías y soluciones existentes para acometer este proceso de reconversión: robótica avanzada, sistemas cibernéticos, inteligencia artificial, impresión 3D e IoT, entre otras, parecen encarnar las bondades de esta cuarta Revolución Industrial.

No obstante, esta visión esconde otras soluciones más simples, de menor coste y más efectivas a la hora de mejorar cualquier proceso de producción. Por ejemplo, un sistema de captura automática de datos o, dando un paso más allá, una solución MES disminuyen el tiempo para la toma de medidas correctoras ante un problema de producción y procuran una reducción del 30% en los costes asociados a estos.

El 52% desconoce cómo reducir las mermas de materias primas o el sobrellenado

Social MES para problemas reales

No hablamos de milagros ni de trucos de magia, sino de la aplicación de soluciones digitales que han sido desarrolladas pensando exclusivamente en entornos fabriles y que han demostrado su utilidad en un número significativo de instalaciones en todo el mundo. Esta soluciones MES permiten, en un primer momento, incrementar la productividad de la fábrica en ratios de entre el 30% y el 35%, solo con la automatización de la captura de datos de forma fiable y en tiempo real. Además, también logran implicar e integrar a todos los departamentos —planificación, producción, calidad, mantenimiento, logística…— convirtiéndose en el verdadero corazón de la fábrica “inteligente”, en el que apoyar el proceso continuo de transformación digital que hará factible la existencia de una industria 4.0.

Para conseguirlo, los proveedores de soluciones MES nos hemos encargado de dejarlas listas y preparadas para el nuevo entorno de la industria 4.0,
paso intermedio obligado para desarrollar una verdadera smart factory, en la que la automatización de la planta debe hacerse en paralelo a su conexión con la cadena de suministro, los centros de distribución y todos los sistemas de gestión del negocio.

En este punto hay que hacer tres matizaciones: capturar datos, aunque sea de manera digital desde las máquinas, no es disponer de un sistema MES; contar con un gran volumen de datos no significa tener información relevante; y, finalmente, una solución MES también se queda corta para el nuevo contexto de industria 4.0.

Sobre las nuevas tecnologías basadas en las aportaciones de IoT, big data, inteligencia artificial, realidad virtual y aumentada, y similares, se ha de producir un proceso de interconexión que debe englobar máquinas, dispositivos, sistemas, personas y todos los actores económicos con los que se relaciona nuestra fábrica, desde los proveedores de materias primas hasta el canal de distribución, pasando por clientes y socios.

Es lo que denominamos Social MES, un sistema que asegura la conexión e intercomunicación de todo con todo, en el que aplicamos, además de la lógica de los sistemas MES tradicionales, una capa extra basada en una nueva generación de aplicaciones de social business para la gestión colaborativa basada en redes sociales, máquinas conectadas a las redes corporativas y que interactúan entre ellas, apps y aplicaciones web y dispositivos móviles de todo tipo. Así aseguramos un entorno de producción en el que la información fluye para ser más eficientes y eficaces, producir más y mejor, y con costes ajustados.

Con los datos de que tenemos sobre aplicaciones reales, podemos hablar de resultados espectaculares en fábricas de productos de consumo masivo en las que hemos conseguido aumentar la productividad en un 30%, eliminar un 75% los tiempos de parada, reducir el uso del papel un 90% y mejorar la calidad de la producción un 20%.

Todo este proceso de transformación digital de la industria puede resultar muy sencillo. Se trata de aprovechar el conocimiento y la utilización que los usuarios finales hacen de todo tipo de herramientas de comunicación, colaboración y redes sociales, y trasladarlo a un entorno seguro y confidencial dentro de la empresa. En paralelo, hay que ser capaz de combinarlas y conectarlas con los sistemas transaccionales y de gestión tradicionales (ERP, CRM, CMS), tecnologías de movilidad, análisis inteligente de la información, IoT, robótica e inteligencia artificial.

La fábrica 4.0 debe ser, además de inteligente, social.