Devops. A lo largo de la historia, la tecnología ha impulsado la transformación del tejido empresarial permitiendo avances significativos en la economía de cada país, en sus respectivas sociedades o el modo de vida de cada ciudadano.

Las revoluciones industriales han sido las propulsoras del cambio, pero la verdadera transformación no ha sido efectiva hasta que esa tecnología no se ha democratizado y ha sido utilizada por todos en una variedad de sectores e industrias. Eso es lo que ha desencadenado el verdadero cambio.

Las últimas revoluciones están vinculadas al mundo digital: en la tercera apareció Internet, en la cuarta el software pasó a gobernar las cadenas de montaje en la industria, y se espera que los avances en inteligencia artificial, computación cuántica y el metaverso nos den paso a la siguiente.

En el desarrollo de software, los principios DevOps se han convertido en la principal guía a seguir

Estas últimas revoluciones tienen en común el código, clave fundamental que ayuda a convertir las ideas en los componentes que nos permiten evolucionar y progresar. En el desarrollo de software, los principios DevOps se han convertido en la principal guía a seguir. Así lo corrobora un reciente informe de Fortune Business Insights, que prevé que el mercado alcance cerca de 15000 millones de euros en 2026, suponiendo un crecimiento anual compuesto superior al 19,1%.

DevOps más accesible

Para conseguir una verdadera evolución digital, el modelo DevOps tiene que ser accesible a todo el mundo y que está al servicio de las personas. Debe cumplir con el principio de eficacia, y hacerlo con eficiencia, optimizando los recursos empleados en todo el proceso de desarrollo. Pero para conseguir la industrialización del DevOps es necesario que se cumplan otros cuatro objetivos, centrados en la garantía del producto desarrollado, así como su seguridad, fiabilidad y escalabilidad.

Calidad. En primer lugar, es necesario garantizar la calidad embebida. En el desarrollo de software, al igual que en cualquier otro proceso, se espera que el resultado final sea el óptimo y cuente con las mayores garantías. En ocasiones, debido a la fecha de entrega, se suele restar importancia a la calidad con tal de cumplir los plazos impuestos, pero en una verdadera industrialización esto se debe evitar. Hay que mantener la calidad durante todo el proceso de desarrollo, culminando en la entrega, optimizando los recursos disponibles.

En ocasiones se suele restar importancia a la calidad con tal de cumplir los plazos impuestos

Seguridad. El desarrollo de software busca la resolución de una necesidad a través de un producto específico. El modelo DevOps debe tener claro cuál es su objetivo y diseñar una planificación en la que se establezca un modelo fiable y seguro. Una buena organización evita los cuellos de botella y facilita que la consecución del objetivo sea más clara, más ajustada y empleando los recursos necesarios.

Escalabilidad. La industrialización del DevOps debe cubrir las necesidades presentes, pero también las futuras. Hablamos de procesos que evolucionan y se desarrollan en el tiempo. Solo con una visión global será posible crear soluciones persistentes, que permitan garantizar una evolución sostenible y escalable, por lo tanto, exitosa.

Mantenimiento. Por último, para conseguir una industrialización completa, el modelo DevOps deberá ser usable y mantenible. Al emplear herramientas basadas en código, el trabajo de creación de una documentación específica desaparece e incrementa así la eficiencia del propio proceso de desarrollo. Esto ahorra tiempo a los programadores, que se pueden centrar en crear el mejor producto posible.

Al emplear herramientas basadas en código, el trabajo de creación de una documentación específica desaparece

La carrera hacia la transformación digital se ha convertido en un verdadero sprint y ha revolucionado la manera en la que los proveedores, clientes y desarrolladores se relacionan entre ellos, y como comercializan los productos.

La industrialización del ciclo de vida de desarrollo de software resulta esencial, no solo para generar productos acordes a las expectativas, sino también para lograr un proceso productivo más eficiente que pueda mantener un ritmo de desarrollo que cada vez es más demandante.