Con la llegada de nuevas tecnologías y máquinas cada vez más inteligentes, es habitual que las personas sientan cierto miedo a ser reemplazadas. Pero ¿cuáles son los límites de la inteligencia artificial (IA)? ¿Pueden las máquinas sustituir plenamente a las personas?
Tendemos a pensar que la IA es un tipo de tecnología que puede imitar a cualquier ser humano. La realidad es que, aunque es posible hacerlo en algunas tareas concretas, la IA no está al nivel de las plenas capacidades de la inteligencia humana. Este es el primer gran límite de la IA: la imposibilidad de pensar como un ser humano.
Aunque en algunas tareas muy específicas la IA es mucho más hábil, en el proceso de toma de decisiones de los seres humanos influyen aspectos muy importantes que la IA no es capaz de valorar: el sentido común, el espíritu crítico o el criterio ético.
Creatividad y sentido común
Si nos guiamos por estos resultados, la conclusión es que sería una buena estrategia aprovechar la velocidad, precisión y eficiencia de la IA para automatizar las primeras fases de detección de fraudes. Esto nos permitiría dedicar recursos a otras áreas del ciclo de vida del cliente.
La clave está en contar con el talento que sepa exprimir las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial
Sin embargo, una conclusión clave de este estudio es que no resulta posible identificar a los clientes reales en estas primeras fases de detección de fraude si dependemos únicamente de la IA. Los resultados muestran que la tecnología actúa con un rigor excesivo, que llega incluso a comprometer la experiencia de los usuarios durante el proceso de verificación de la identidad. En comparación con la detección de fraudes, cuando la IA intenta detectar los rostros de los clientes reales, un 2,15% de los resultados son incorrectos.
Es evidente que, por muy similar que pueda parecer el desarrollo cognitivo, la inteligencia humana y la artificial no son indistinguibles, es decir, las máquinas no pueden sustituirnos. La IA es más eficiente en los procesos donde imperan los automatismos, pero no donde existe un valor añadido y una visión creativa.
Inteligencia artificial y el talento
La IA es una herramienta que ofrece un enorme valor añadido, siempre y cuando las empresas cuenten con los profesionales adecuados para sacar provecho de su potencial. Para nosotros, en Mitek, la clave está en contar con el talento que sepa exprimir las posibilidades que ofrece la IA y, también —y esto es importantísimo—, que sea capaz de blindarla ante la amenaza del fraude.
Nosotros creemos en la necesidad de hacer uso de una IA bien protegida y cuya eficiencia esté siempre bajo la supervisión de un experto
Nosotros, que nos dedicamos a la verificación de la identidad digital, creemos en la necesidad de hacer uso de una IA bien protegida y cuya eficiencia esté siempre bajo la supervisión de un experto en la materia, para detectar cualquier intento de fraude o falsificación. Los ciberdelincuentes también trabajan con inteligencias artificiales, y las refinan para adecuarlas a sus intereses. Es esencial que los expertos en IA de las empresas sepan lidiar con estos peligros. En este sentido, es vital que las organizaciones busquen el equilibrio entre la seguridad y la comodidad o la experiencia de usuario, con el fin de garantizar que los clientes reales no queden atrapados en la misma red que los defraudadores.