Las unidades de disco duro (HDD) están desapareciendo de muchos dispositivos, pero esto no significa el fin de este medio de almacenamiento.

Pongamos el ejemplo del almacenamiento en cinta magnética. Cuando estas unidades desaparecieron de los escritorios en la década de 1990, reemplazadas por los discos duros internos con fines de archivo, muchos vaticinaron el fin de esta tecnología. Pero la realidad es que todavía hoy existe un mercado estable para el almacenamiento en cinta, ya que sigue siendo esencial para un archivo de datos eficiente y rentable.

En la actualidad, los discos duros se encuentran en una situación similar. Con el auge de la memoria flash comenzó su declive, específicamente en los dispositivos finales, como los portátiles o incluso los reproductores MP3.

Pero con un examen más detenido vemos que las unidades HDD permanecen en algunos dispositivos porque son el soporte de datos ideal para aplicaciones específicas. Entre dichos dispositivos podemos mencionar, por ejemplo, los sistemas de almacenamiento conectados a la red (NAS), que tienen altas capacidades pero no necesitan ofrecer un rendimiento extremo. Los SSD ofrecen muy pocas ventajas en este segmento como para justificar un precio por capacidad significativamente más alto. La mayoría de las grabadoras de videovigilancia también emplean discos duros debido a su potencia y capacidad para almacenar flujos de datos secuenciales y grandes volúmenes.

Durante los próximos años, la mayor parte de la información almacenada en los CPD y en la nube terminará en unidades HDD

Sin embargo, el área principal de aplicación de los discos se encuentra en los centros de datos de las empresas y en los proveedores de la nube. El rápido avance de la digitalización implica la necesidad de procesar cantidades cada vez mayores de datos, y para ello se utilizan principalmente discos duros. Esto conduce a que cada año se batan récords. En 2020 se entregaron por primera vez HDD con una capacidad total de más de un zettabyte, lo que significa un incremento del 13% en comparación con 2019. En comparación, solo una quinta parte de esta capacidad estuvo disponible en SSD el año pasado.

Precio y disponibilidad

La razón más importante por la que los discos duros han seguido siendo populares en los centros de datos es su precio. Los SSD son alrededor de seis veces más caros por unidad de capacidad y, por tanto, solo se usan en lugares seleccionados. Estos incluyen, por ejemplo, unidades de arranque, almacenamiento local de servidores y otros ámbitos de menor capacidad con requisitos de baja latencia. De este modo, cubren la mayor parte de las necesidades de almacenamiento de datos, y seguirán haciéndolo en el futuro previsible.

Aunque los precios de los SSD caen de forma continua, el mayor desarrollo de la tecnología HDD asegura que las curvas de precios de ambos medios sean casi paralelas. Los expertos asumen que, gracias a los nuevos métodos de grabación —como la magnética asistida por calor (HAMR) y la magnética asistida por microondas (MAMR)—, la capacidad de almacenamiento de los discos duros aumentará en alrededor de dos terabytes por año a un coste similar. Esto significa que los discos duros seguirán siendo, con toda seguridad, el sistema de almacenamiento más económico a medio plazo.

Pero incluso si los SSD pudieran competir en términos de precio, la memoria flash no superaría al HDD rápidamente porque las capacidades de producción son demasiado bajas. Solo para duplicar la producción flash actual se requerirían inversiones de varios cientos de miles de millones de dólares para establecer nuevas instalaciones de producción y expandir los sistemas existentes. Aun así, las capacidades adicionales estarían disponibles en uno o dos años y ni siquiera cubrirían la mitad de los requerimientos de 2020; y mucho menos los de 2023, que serán varias veces mayores.

Los discos duros seguirán siendo el sistema de almacenamiento más económico a medio plazo

En la actualidad, las numerosas máquinas en red, los dispositivos inteligentes y los nuevos sensores IoT están provocando una auténtica explosión de datos. Según Trend Focus, de un volumen global de datos de 45 zettabytes en 2019 pasaremos en 2025 a 175 zettabytes. Estas previsiones demuestran que el almacenamiento de datos solo, o principalmente, con SSD no es asequible. Las capacidades de producción de dispositivos de almacenamiento deben ampliarse para cubrir esta avalancha de datos; esto puede hacerse de manera mucho más rápida y rentable en el caso de los HDD, porque estos requieren menos producción en sala limpia que los semiconductores flash.

Trabajo en equipo

En los dispositivos finales, los SSD son el medio elegido frente a los discos duros, debido a su velocidad, su factor de forma y su robustez mecánica. En los centros de datos, la comparación del rendimiento de los componentes individuales no es importante, ya que son muchos los medios de almacenamiento instalados en un sistema, y funcionan juntos. Además, los fabricantes de discos duros han preparado sus unidades para que estas ofrezcan un mejor acceso aleatorio a través de la optimización del firmware.

Hoy, los discos duros empresariales individuales, dependiendo del modelo, alcanzan más de 400 IOPS. Esto no es comparable con un SSD, pero un sistema de almacenamiento con varias docenas de discos duros en RAID 10 ofrece más de 10,0000 IOPS y puede competir con soluciones basadas en memoria flash. Al mismo tiempo, proporciona una capacidad de almacenamiento significativamente mayor y ofrece la combinación ideal de capacidad de almacenamiento, rendimiento y economía para la nueva era de datos en la que estamos entrando.

Las unidades modernas de HDD, selladas con helio, han mejorado mucho en cuanto a eficiencia

Otros argumentos contra los discos duros son su alto consumo de energía o la menor fiabilidad. Estas críticas, sin embargo, no se sustentan en un examen más profundo. Las unidades modernas, selladas con helio, han mejorado mucho en cuanto a eficiencia, mientras que las SSD de alta capacidad tienen un enorme consumo de energía y costosas necesidades de refrigeración, especialmente las sometidas a carga. Además, a pesar de sus partes móviles, los discos duros alcanzan valores de tiempo medio hasta el fallo (MTTF) similares a los SSD, pero, a diferencia de estos, apenas están sujetos a restricciones sobre la cantidad de datos que se pueden escribir en ellos durante su vida útil.

Como resultado, los discos duros están mejor equipados para los requisitos actuales y futuros, por lo que la mayoría de los datos almacenados en los centros de datos y en la nube terminarán en estas unidades durante los próximos años. Esta creencia también se refleja en las previsiones de los analistas. IDC, por ejemplo, asume que para 2025 más del 80% de las capacidades entregadas a los centros de datos en la nube, el núcleo y el extremo, estarán en discos duros, y menos del 20% en SSD u otro almacenamiento conectado a través de NVMe.