El concepto de ciudad segura no es nuevo. Hasta hace poco se limitaba a una vigilancia del entorno con la ayuda de cámaras, conectadas a un sistema de grabación y vigiladas por personas, para detectar problemas de seguridad, de tráfico, etc. Ahora, la tecnología se ha convertido en un aliado imprescindible a la hora de garantizar la seguridad en todas sus vertientes.
Las ciudades modernas han visto la necesidad de disponer de soluciones de seguridad pública que sean más efectivas, con el objetivo de prevenir incidentes, responder mejor ante los casos de emergencia y reunir pruebas de situaciones pasadas, o incluso de lo que está ocurriendo en tiempo real. Las principales dificultades con las que se encuentran los responsables de seguridad son:
- Vigilancia de puntos conflictivos o ángulos muertos, imágenes de vídeo poco claras que no aportan información, una recuperación difícil de un segmento de vídeo específico de entre todo el contenido grabado.
- Información inconexa en el lugar de los hechos, así como una comunicación complicada que ralentiza la respuesta y la toma de decisiones.
- Largas y trabajosas consultas manuales de los ficheros de vídeo almacenados en el sistema en busca de evidencias o pistas.
- Una eficiencia reducida de las fuerzas del orden por esta falta de información y de coordinación entre los distintos departamentos o agencias.
Para dar una solución adecuada a todas estas problemáticas, safe city engloba numerosas tecnologías de ICT (information and communications technology), así como elementos de IoT, big data, cloud y muchos otros campos. Ya no es suficiente con mirar los monitores que muestran las imágenes de las distintas cámaras, es necesario un sistema que ayude de forma activa a incrementar y gestionar la seguridad de la ciudad.
Las soluciones de safe city de Huawei se basan en dos pilares principales: la visualización y la colaboración. Estos dos elementos son críticos para construir una ciudad segura:
- Visualización: se trata de una serie de mecanismos, principalmente las cámaras distribuidas por la ciudad, que permiten conocer el estado de la zona que vigilan en aspectos como el tráfico, seguridad, condiciones meteorológicas, aglomeraciones de personas, etc.
- Colaboración: las distintas agencias, corporaciones municipales y fuerzas de seguridad necesitan ser coordinadas de forma eficiente para que las intervenciones multidisciplinares resulten efectivas y no se dupliquen esfuerzos innecesariamente, se produzcan problemas de comunicación, etc.
Se trata de aumentar la eficiencia y coordinación de las fuerzas del orden
Composición
La cantidad de tecnologías que intervienen en las soluciones para safe city es enorme, pero la base la compone el equipamiento de sensores. Este término es muy amplio e incluye, por ejemplo, las cámaras de vídeo fijas distribuidas por la ciudad, dispositivos para medir la calidad del aire, terminales de vídeo móviles que pueden llevar los agentes de seguridad, lectores RFID, etc.
La siguiente capa es la que proporciona la conectividad entre todos estos elementos y el centro de control. Hoy se emplean redes móviles LTE (en las que Huawei tiene una enorme experiencia), ya que las antenas suelen estar instaladas en distintos puntos de la ciudad y es ya una tecnología muy probada. Además, que es lo más importante, los smartphones que se han lanzado durante los últimos dos o tres años ya soportan LTE y con el software apropiado se pueden convertir en terminales activos. Desde el alcalde, pasando por el jefe de la policía o el responsable de la recogida de basuras, todos tienen capacidad de recibir el feed de informaciones o vídeo en directo en su móvil, para poder tomar las decisiones correctas de inmediato.
El siguiente nivel está formado por las plataformas de análisis de datos, que reciben toda la información de los sensores, la procesan en tiempo real con soluciones de big data y realizan los avisos correspondientes para llamar la atención de los responsables a ciertas situaciones o anomalías. Este sistema incluye, entre otros:
- Una base de datos maestra, que reúne toda la información de manera centralizada, para poder analizarla.
- Un sistema de análisis masivo, que realiza el escrutinio de los datos de vídeo que llegan al centro de control, junto con todos los inputs de los demás tipos de sensores (contadores de tráfico, calidad del aire, etc.).
- Una plataforma que soporta aplicaciones públicas y que admite sistemas de telepresencia para los agentes del orden, con los que pueden enviar un feed en vivo de los hechos desde su terminal móvil para que los mandos puedan evaluar la situación de primera mano. Esto se combina con el soporte de BYOD (bring your own device) para que los agentes puedan usar sus propios dispositivos móviles y no tengan que ir cargados con terminales específicos. Cada tipo de servicio (seguridad, tráfico, limpieza, energía) puede disponer de su propia aplicación, con sus propias funcionalidades, aunque todas recurren a las mismas fuentes de datos centralizadas, que es lo que le confiere tanto valor a este sistema.
Por último está el Centro de control, operaciones y mantenimiento de la ciudad. Este es el elemento superior de la pirámide y reúne todos los sistemas anteriores en un mismo punto. En realidad, el centro de control es un “superconjunto” de todas las tecnologías de smart city y la seguridad urbana es solo una parte, aunque importante.
VCN Video Cloud
Los entornos urbanos de hoy están llenos de cámaras de vigilancia de todo tipo —de tráfico, en edificios, en entidades bancarias, en zonas peatonales o de aglomeración— y en un número muy elevado. Por ejemplo, solo en el área metropolitana de Londres hay unas 500000, una cámara por cada 17 habitantes, más o menos.
Está claro que, con tal número de cámaras, es imposible una vigilancia efectiva si son seres humanos los que han de controlar las pantallas. Las cifras son sencillamente aplastantes y se requiere de una solución tecnológica capaz de desestimar todas las horas de vídeo irrelevantes y de llamar la atención de las personas cuando ocurre algo fuera de lo común. Un detalle que complica este escenario es que el almacenamiento de vídeo actual puede estar atomizado en diversos lugares, almacenado en múltiples formatos y compartido mediante sistemas heterogéneos, lo que impide compartirlo libremente entre todos los implicados.

La solución que propone Huawei se llama VCN Video Cloud, que almacena los vídeos de vigilancia de forma centralizada y, además, tiene también muy en cuenta todo lo relativo a la seguridad —tanto en lo que se refiere al almacenamiento como a las comunicaciones para el acceso—. Esto es especialmente importante debido a la naturaleza sensible de las imágenes que pueden contener las grabaciones.
Entre sus características más importantes, aparte de la seguridad, se puede destacar también:
- Se trata de una solución all-in-one, ya que no requiere distintos dispositivos para el acceso al vídeo, el streaming, la grabación, reproducción, gestión y copia de seguridad. Todo se realiza en el mismo sistema.
- Soporta hasta 200000 canales de vídeo y existe la posibilidad de conectar hasta 128 VCN, lo cual eleva el número de cámaras que es posible vigilar a más de 25 millones. Más que suficiente para cualquier ciudad de hoy.
- Utiliza interfaces abiertas, que permiten la interconectividad con otras plataformas de vigilancia, lo que protege las inversiones que la ciudad haya realizado en este sentido y permite una integración con sistemas de terceros.
Es imposible una vigilancia efectiva si las cámaras las controlan los seres humanos
Su sistema de almacenamiento se puede conectar con plataformas de análisis de imágenes para crear nuevas funcionalidades que simplifiquen las tareas de, por ejemplo, las fuerzas del orden. Un caso muy claro es el reconocimiento facial y de matrículas, ya que la resolución actual de las cámaras de vigilancia es tan elevada que permite un análisis exhaustivo. Es posible identificar a personas específicas (delincuentes buscados) entre una multitud para avisar a las fuerzas de seguridad en el caso de una identificación positiva. Pero al trabajar en cuatro dimensiones (y almacenar el vídeo de las últimas horas o días), es posible realizar trabajos de investigación regresivos con facilidad.
Imaginemos un accidente con un conductor que se ha dado a la fuga. Una vez localizado el momento del accidente en la cámara correspondiente, podemos decirle al sistema que analice todo el vídeo grabado en busca “del coche rojo, con la matrícula XYZ”. El análisis nos indicará cuándo y dónde vio ese coche en alguna de sus cámaras y proyectará un recorrido en un mapa de la ciudad. De esta forma incluso es posible rastrear el coche hasta su lugar de origen e identificar al conductor. Y no importa si el sistema le sigue hasta que aparque en casa o si registra las grabaciones para saber de dónde salió hace unas horas. Este tipo de funcionalidades ofrecen un mundo de posibilidades a las fuerzas de seguridad, que podrán llevar a cabo investigaciones que hasta hace poco estaban condenadas al fracaso o requerían tanto trabajo que eran inviables.