Data in motion. Las gestiones y transacciones cotidianas tienen lugar cada vez más frecuentemente en el espacio digital. Esto no solo cambia los requisitos del mercado, sino que también modifica las exigencias que los consumidores plantean a las empresas. Los servicios digitales deben funcionar de forma rápida e impecable y, además, deben ser personalizados.
Se estima que el número actual de usuarios de internet en el mundo alcanza los 4950 millones de personas (Digital 2022), quienes, de media, pasan 6 horas y 54 minutos al día conectadas. Esto se traduce en más información que administrar, así como en un aumento de complejidad de análisis y de gestión dentro de cualquier compañía.
Ya sea en una plataforma de streaming, consultando el pronóstico meteorológico o el estado del tráfico, gestionando sus finanzas, utilizando el transporte público o comprobando el estado de la entrega de un paquete, los usuarios esperan que la información que buscan en un momento determinado esté disponible rápidamente para poder tomar decisiones y disfrutar de una experiencia de cliente altamente individualizada.
Para satisfacer estas demandas es imprescindible que las empresas utilicen los datos que recogen durante el desarrollo de su actividad, los analicen y los activen para tomar decisiones mejor informadas. Sin embargo, esta nueva realidad requiere grandes volúmenes de datos que deben estar rápidamente disponibles para las diferentes unidades de negocio. Pero es que, si las empresas no cumplen estos requisitos, corren el riesgo de perder clientes por insatisfacción y frustración.
Clientes hiperconectados
La gente está siempre conectada. Las personas que se desplazan por internet a través de sus teléfonos inteligentes u ordenadores portátiles son potenciales clientes. Además, ninguna industria es inmune a esta nueva realidad.
Las expectativas de clientes y ciudadanos de recibir servicios permanentes e ininterrumpidos nunca han sido tan altas. Las reglas que rigen la experiencia del cliente han sido reescritas. Ya no es aceptable que las organizaciones dependan de un servicio físico u ofrezcan horarios restrictivos para contactar con los servicios de atención. Los clientes están siempre conectados y, por tanto, si su empresa no lo está, se dirigirán a otra que sí lo esté.
Si no ponemos los datos en movimiento, estamos dejando nuestros negocios en pausa
A esto se le suma la cultura de la inmediatez a la hora de disfrutar de servicios y consultar información. Cuando el usuario emplea cualquier aplicación o página web precisa una información que le haga sentir más cómodo al realizar cualquiera de las transacciones disponibles. Para el cliente resulta vital tener la seguridad de que será avisado si, en cualquier momento, desde su cuenta bancaria se está realizando un pago fraudulento; lo es también poder consultar el estado de envío o el seguimiento de la comida que pidió por una aplicación; o conocer si el avión que está esperando va con retraso o ya se encuentra en el aeropuerto.
Con expectativas de respuesta en tiempo real como estas, el uso de la nube resulta esencial, ya que garantiza que se pueda acceder al enorme volumen de datos necesarios que se encuentran dispersos por muchos puntos de contacto y sistemas. También permite reunir esos datos y, lo que es más importante, comprenderlos y compartirlos en tiempo real. Esto es lo que va a permitir personalizar experiencias y acciones en el momento en el que están ocurriendo.
La transición de las empresas hacia el data in motion
Con el fin de cumplir y reaccionar rápidamente a esos eventos y a los cambios repentinos, las empresas necesitan transportar y procesar cada vez más datos en tiempo real. Sin embargo, los centros de datos tradicionales no están diseñados para manejar el rápido procesamiento e integración de tales volúmenes y flujos de datos.
Como resultado, cada vez más empresas trasladan parte de su infraestructura, aplicaciones y procesos a la nube. Esto ayuda a combatir los problemas de capacidad de las bases de datos tradicionales y ofrece otras ventajas tales como el ahorro de costes, la simplicidad, la resistencia y la seguridad.
Todo ello combinado fomenta un entorno flexible para que los desarrolladores colaboren —desde cualquier lugar— con la tranquilidad de que la infraestructura subyacente de la nube cuenta con medidas de prevención de pérdidas y recuperación de desastres. El hecho de estar basados en la nube también significa que las aplicaciones y el software se actualizan automáticamente para que los desarrolladores puedan centrarse en el valor añadido en lugar de en el mantenimiento o la dotación de recursos.
Migración fragmentaria
En muchas ocasiones, la transición a la nube se está haciendo de manera parcial. Esto crea un entorno de nube híbrida complejo e individual, y hace que los desarrolladores se enfrenten a una de las principales barreras para acceder a más datos en tiempo real: los sistemas que están separados deben comunicarse entre sí sin demora.
Además, esos flujos de datos en tiempo real suponen grandes dificultades para aquellas empresas que no cuentan con una tecnología adecuada. Pese a que para el 76 % de los directores de IT la integración adecuada de los datos en tiempo real de múltiples aplicaciones es importante para los procesos críticos de sus organizaciones, cuatro de cada diez encuentran ciertos obstáculos para realizar esa integración, e incluso para localizar los datos necesarios para crear aplicaciones en tiempo real.
Esto se debe a que omiten otra transición necesaria: pasar de los “datos en reposo” a los “datos en movimiento”. En un mundo hiperconectado y en continuo movimiento, trabajar y mantener los datos en reposo hará que esto se pueda aplicar también a las empresas. No se pueden entender los datos como algo estático ni cabe trabajar con data heredada, porque no se estaría actuando de modo acorde a la actualidad y a las exigencias del mercado. Si los datos se mueven, tú tienes que moverte.
Para crear servicios digitales omnicanal y de última generación que estén sincronizados, las empresas necesitan que los datos fluyan rápidamente y sin problemas entre todos los sistemas implicados en un entorno de nube híbrida. La clave es facilitar la comunicación entre aplicaciones y sistemas, lo que permite el procesamiento de datos en tiempo real mientras los eventos suceden.
En definitiva, esta nueva forma de infraestructura de datos será la clave para dotar de capacidad de reacción en tiempo real a las demandas de negocio, optimizar el tiempo que toma dar respuesta a los clientes finales y asegurar la competitividad y permanencia de cualquier compañía.