El centro de datos está en el centro de la actual transformación digital. La demanda es mayor que nunca, una tendencia seguirá al alza: IDC prevé que, para 2025, la generación de datos a nivel global se multiplicará por cinco.
Esto supone una gran oportunidad para España, donde, según la asociación Spain DC, se prevén inversiones directas en centros de datos del orden de 6837 millones hasta 2026, de la mano de actores de la talla de Google, Amazon, Microsoft o IBM.
Sin embargo, el crecimiento de estas infraestructuras debe ir unido a cuatro ejes fundamentales: la sostenibilidad, la eficiencia, la flexibilidad y la resiliencia.
Sostenibilidad. La expansión de los centros de datos debe tener como núcleo la sostenibilidad. Aunque la energía que se emplea en ellos constituye el 2% del consumo eléctrico mundial, solo el 43% de los proveedores de centros de datos afirman contar con iniciativas estratégicas de sostenibilidad y mejora de la eficiencia. El sector tiene la responsabilidad de adherirse a prácticas sostenibles y eficientes desde el punto de vista energético, especialmente en un momento en el que los clientes lo exigen y las normativas pronto lo requerirán.
La expansión de los centros de datos debe tener como núcleo la sostenibilidad
Pero antes hay que decidir qué medir y cómo hacerlo, e informar sobre las métricas. Desde Schneider Electric defendemos la necesidad de estandarizar la medición y la notificación de los datos del impacto medioambiental. Hemos introducido un marco para un enfoque integral de la sostenibilidad medioambiental que incluye mediciones clave y áreas de impacto. Además, ofrecemos servicios de asesoramiento sobre el cambio climático.
Eficiencia. La eficiencia de los centros de datos deberá empezar a incluir los recursos humanos, el CAPEX y el TCO. Al equipar los dispositivos con sensores inteligentes, y añadir más servicios digitales y capacidades de monitorización a distancia, los centros de datos podrán impulsar flujos de trabajo más eficientes, incluyendo alertas rápidas y diagnósticos predictivos precisos. Esto permitirá tomar decisiones rápidamente y, sobre todo, reducir los tiempos de inactividad no planificados.
Flexibilidad. Surgirán diseños de centros de datos mucho más flexibles, que permitirán pivotar, y ampliar o reducir rápidamente su tamaño, según sea necesario, así como adoptar nuevas tecnologías más eficientes a medida que estas vayan madurando o haciéndose necesarias. Un claro ejemplo en este campo sería la refrigeración líquida, que permite evacuar el calor generado por aplicaciones de alta densidad con un consumo energético y una huella mínimos.
Resiliencia. Al incorporar procesos, software, herramientas y recursos que minimizan los riesgos y permiten una respuesta y recuperación rápidas, los centros de datos aumentarán su resiliencia. Las potentes herramientas de monitorización basadas en inteligencia artificial ofrecen nuevas formas de gestionar de forma remota los activos. Acercar las cargas de trabajo de gran volumen de datos a los usuarios, a través de los centros de datos en el edge, es un ejemplo de cómo la potencia de cálculo puede descentralizarse para hacer frente a los requisitos fluctuantes del mercado.
El centro de datos del futuro
Por otro lado, a medida que los dispositivos se vuelven más inteligentes y se conectan más sensores y medidores, el centro de datos podrá implementar cada vez más análisis predictivos, más automatización entre la analítica y el despacho de servicios, y un mejor mantenimiento.
Pensemos en la realidad aumentada: reduce los tiempos de parada al, por ejemplo, abrir virtualmente las puertas de los armarios eléctricos, pero también permite asegurar que, al maniobrar en un equipo o un cuadro, se están siguiendo los pasos correctos. De este modo se reducen los errores humanos y se aceleran las operaciones de mantenimiento.
El sector de los centros de datos se encuentra en pleno auge y ante él se despliegan oportunidades apasionantes
Actualmente, el sector de los centros de datos se encuentra en pleno auge y ante él se despliegan oportunidades apasionantes. Pero su expansión debe seguir rigiéndose por prácticas sostenibles y energéticamente eficientes. El sector desempeña un papel clave para hacer frente a la crisis climática y, gracias a la tecnología, puede seguir siendo una de las industrias más sostenibles, e incluso reducir aún más su huella ambiental y abrir camino hacia un mundo neto cero para 2050.