Normalmente, el desarrollo de estrategias de RSC (responsabilidad social corporativa), más centradas en la acción social que en otros aspectos de la gestión empresarial, era algo muy ligado a las grandes corporaciones. Los responsables de estas áreas se han enfrentado siempre al reto de medir sus resultados y reportarlos al comité de dirección, tareas en las que habitualmente han empleado más de un 30% de su tiempo.

Hoy, varias cosas han cambiado. En primer lugar, hemos dejado de hablar de RSC para hacerlo de sostenibilidad, en gran medida, a raíz de la aprobación —en 2015— de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Conceptualmente, también se hace referencia a un compromiso con la sociedad y a la intención de practicar una actividad económica responsable, pero la sostenibilidad tiene una visión más estratégica y de largo plazo, y trasciende al departamento que la gestiona para integrarse en todas las áreas de la organización.

Existen herramientas que permiten monitorear y medir los resultados del plan de sostenibilidad

En segundo lugar, la sostenibilidad ya no es una elección, sino una exigencia para todo tipo de organizaciones, públicas y privadas, grandes y pequeñas, y de todos los sectores. Los ODS marcan la hoja de ruta a nivel global para llegar a 2030 habiendo alcanzado unos retos que van mucho más allá de lo medioambiental: persiguen que todos los habitantes del planeta tengan unas condiciones mínimas de sanidad, educación, igualdad, desarrollo económico, etc. Es una apuesta y un compromiso de todos y, por suerte, cada vez se va integrando con más fuerza en el tejido empresarial.

Sostenibilidad y tecnología

En tercer lugar, la tecnología se ha convertido en un aliado esencial para medir y reportar las estrategias de sostenibilidad, reduciendo enormemente la carga administrativa de los responsables de su gestión. Las empresas necesitan conocer el impacto que consiguen, tanto en la sociedad como en su propio negocio en forma de retorno de la inversión (ROI). La reducción de la huella de carbono, la energía consumida procedente de fuentes renovables, el volumen de materiales reciclados, las medidas de igualdad de género o de conciliación… Todo esto debe poder convertirse en datos medibles, y es aquí donde la tecnología resulta esencial.

Hoy día existen herramientas que permiten monitorear y medir los resultados del plan de sostenibilidad a partir de indicadores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) vinculados a los ODS. Esto permite crear, de forma automatizada, los informes para el comité de dirección y compartir esa información con los grupos de interés: empleados, inversores, clientes y proveedores, así como con la sociedad en su conjunto.

La plataforma de APlanet permite reunir toda la información consolidada en un mismo lugar, con un dashboard formado a partir de los KPI definidos por la compañía que permiten visualizar de forma automática su evolución y la adecuación a los objetivos. El sistema puede almacenar los datos actualizados en tiempo real, detectar irregularidades e incorporar documentos y facturas que evidencien la información para aumentar la fiabilidad. De este modo, además de los ahorros en tiempos de gestión, se pueden tener los informes listos en menos tiempo y conseguir un mayor engagement con los grupos de interés.

La eficiencia es un factor esencial, y ninguna estrategia tendrá continuidad si no aporta valor al negocio

Además, se facilita la valoración del ROI. La eficiencia es un factor esencial, y ninguna estrategia tendrá continuidad si no aporta valor al negocio. A la hora de medir ese valor, hay que considerar que existen conceptos —como, por ejemplo, el ahorro de costes derivados de implantar medidas de eficiencia en el consumo energético o en el aprovechamiento de recursos de la empresa— cuya medición resulta sencilla.

Sin embargo, otros indicadores de retorno de la inversión son más difíciles de medir, pero resultan de gran interés; hablamos de los relacionados con la reputación de la marca y la retención del talento. Diversos estudios sostienen que una estrategia de sostenibilidad eficaz puede hacer crecer las ventas hasta un 20%, un 13% la productividad, la satisfacción de los clientes hasta un 10%, así como disminuir la rotación de empleados hasta en un 50%.

Con los datos y la solución de gestión adecuados es posible cuantificar lo que aporta la sostenibilidad al valor global de la marca, a su reputación y a su talento.