Los antiguos egipcios eran fascinantes. Pero si los alienígenas hubieran construido las pirámides, habrían dejado por ahí un ordenador o algo
Cuando la capacidad financiera, la visión tecnológica y el instinto empresarial se combinan en una misma persona, el resultado suele ser, casi siempre, brillante. Es difícil encontrar una tecnología puntera del momento en la que el nombre de Elon Musk no salga a relucir por algún lado. Musk es casi el Google de la tecnología: está por todos lados…
Si algún día inventan el condensador de fluzo de “Regreso al futuro”, a buen seguro saldrá de una iniciativa de Elon Musk. Emprendedor donde los haya, convirtió —junto con su hermano Kimbal— un préstamo de 28 000 dólares que le hizo su padre, en 341 millones al cabo de solo cuatro años. Multiplicaron el dinero por más de 12 000 con una guía de ciudades por Internet. Ahí queda eso.
SpaceX y Tesla
En lugar de fundirse el dinero en juergas, Musk, con 28 años, invirtió en una pequeña compañía de servicios de pagos por Internet llamada PayPal. Y ya sabemos cómo acabó eso. Un par de años después, con su toque de rey Midas fundó SpaceX, que hoy dispone de los motores de cohete privados más potentes del mundo. Y en solo siete años diseñaron un vehículo orbital capaz de retornar y volver a ser lanzado, en un momento en que la NASA canceló su programa de la lanzadera. Así que Musk se hizo con un contrato de 1 600 millones de dólares para 12 vuelos hacia la ISS (Estación Espacial Internacional).
Una empresa de ese tipo ocuparía el tiempo de cualquiera, especialmente porque Musk es CEO y CTO de SpaceX, pero este sudafricano-canadiense-americano se suele acostar a la 1:00 de la madrugada y levantarse a las 7:00. Así que los días le dan también para ser CEO y arquitecto de productos en Tesla Motors, conocida por sus desarrollos en el ámbito de las baterías y, cómo no, sus coches eléctricos con piloto automático, plenos de innovación, diseño y potencia.
Más proyectos
Y la lista continúa. Junto con sus primos, Elon Musk es el propietario de la segunda compañía más grande de generación de energía solar de los Estados Unidos (SolarCity), mediante la que continúa en su intento por combatir el calentamiento global.
Además, ha apartado a una docena de sus mejores ingenieros de Tesla y SpaceX para que desarrollen un sistema de transporte supersónico, o casi, llamado Hyperloop, basado en tubos a presión y de vacío por los que se deslizan cabinas estancas empujadas por el aire o estiradas por el vacío. Cuando consiga finalizar el proyecto (en fase experimental actualmente) se convertiría en el medio de transporte más económico y rápido del mundo para medias y grandes distancias.
Y por último, al menos por el momento, durante las Navidades pasadas Musk creó OpenAI, una compañía de investigación sin ánimo de lucro que se va a dedicar a profundizar en la inteligencia artificial (IA), pero para el bien de la humanidad. La idea que defiende es la de “contrarrestar a las grandes corporaciones que tienen demasiado poder debido a sus sistemas de IA dedicados a los beneficios; o a los gobiernos, que emplean la IA para defender su posición o incluso oprimir a los ciudadanos”. Ahí es nada.
Pero si las últimas dos décadas nos han enseñado algo, es que Musk se va a salir con la suya. Y lo que nos queda por ver…