La autonomía de la inteligencia artificial (IA) es una realidad cada vez más presente en nuestra vida diaria, tanto en el ámbito personal como en el profesional; y, aunque nos brinda grandes beneficios, también representa un desafío ético y político.
Una educación ética y crítica permitirá comprender el funcionamiento de la IA y sus implicaciones
A la hora de aplicarla no cabe ignorar el denominado contrato social, ese acuerdo tácito para regular la convivencia y proteger los derechos y libertades de todos los ciudadanos.
El contrato social
Según Jean-Jacques Rousseau, John Locke y Thomas Hobbes, autores destacados en la historia de la filosofía política y principales precursores del denominado contrato social, estos son los aspectos fundamentales para la creación de una sociedad justa y equitativa:
- La necesidad de la cooperación y la organización social. El contrato social supone que los seres humanos necesitan cooperar y organizarse en sociedad para lograr sus objetivos y proteger sus intereses comunes. Por tanto, se reconoce la importancia de establecer instituciones y normas sociales que permitan a los individuos vivir juntos de manera pacífica y productiva.
- La necesidad de limitar el poder. El poder del gobierno y las autoridades ha de estar limitado por las leyes y las normas sociales. Esta noción nace del reconocimiento de una evidencia: se puede abusar del poder y, por tanto, los derechos y libertades individuales deben ser protegidos.
- La protección de los derechos individuales. A menudo, el contrato social se basa en la idea de que los individuos tienen ciertos derechos naturales, como la vida, la libertad y la propiedad, que deben ser protegidos por el gobierno y las leyes. Esto significa que el gobierno no puede tomar decisiones arbitrarias o violar los derechos individuales sin una justificación legítima.
- La justicia y la equidad. La sociedad y el gobierno deben ser justos y equitativos en sus acciones y en sus decisiones. Todos los miembros de la sociedad deben tener las mismas oportunidades y, además, las desigualdades sociales y económicas se deben reducir en la medida de lo posible.
- La obligación de cumplir las leyes. Los individuos tienen la obligación de cumplir las leyes y las normas establecidas por el gobierno y la sociedad en general. Esto se debe a que se reconoce que el comportamiento individual afecta al grupo y que la estabilidad social requiere que todos los miembros cumplan con sus responsabilidades.
El impacto de la inteligencia artificial
Es fundamental que nos preparemos para que la aplicación de la IA no rebase los límites del contrato social. Para ello, debemos comprender que la inteligencia artificial no es una entidad autónoma, sino que la han diseñado y programado seres humanos con intereses y objetivos. Por tanto, es importante que estos estén en línea con el bien común y los valores fundamentales de la sociedad.
Además, una educación ética y crítica que permita comprender el funcionamiento de la inteligencia artificial y sus implicaciones, es vital para que los ciudadanos tomen decisiones más informadas y exijan que se cumplan los principios éticos en su implementación.
La aplicación generalizada de la IA puede también impactar en la privacidad y la libertad de los individuos
La aplicación generalizada de la inteligencia artificial puede también impactar en la privacidad y la libertad de los individuos, debido a su capacidad de recopilar y analizar grandes cantidades de datos. Además, el Estado podría emplearla para ejercer el control social, la vigilancia y la censura.
Por otra parte, la distribución de la riqueza y la justicia social podrían verse asimismo afectadas. La IA tiene la capacidad de reemplazar a las personas en una amplia gama de trabajos, así como la de tomar decisiones autónomas en áreas como la contratación, el crédito y la justicia, algo que podría aumentar la desigualdad económica y social.
Es necesario promover un diálogo y colaboración entre los actores implicados en su desarrollo y aplicación, incluyendo a los ciudadanos, las empresas, los gobiernos y los expertos en tecnología. Solo de esta manera podremos asegurarnos de que la inteligencia artificial se utilice de manera responsable y se respeten los derechos y libertades de todos.
Debemos prepararnos para la era de la IA con una visión crítica y reflexiva, con el objetivo de garantizar que esta tecnología nos beneficie sin socavar los principios fundamentales del contrato social.