La inteligencia artificial va a cambiar los procesos de negocio
José Pablo cuenta con una dilatada carrera profesional, primero en SAP y después al frente de Realtech, consultora con una fuerte base de especialización tecnológica que ha terminado formando parte del actual Techedge Group. El modelo de consultoría sigue siendo el mismo, aunque ahora se suman otros rangos de especialización además de un alcance global. Recientemente, aparte de managing partner de Techedge Iberia y Latam, es responsable de la innovación a nivel global.
¿Cómo ha evolucionado Techedge durante los últimos años?
Por poner un poco en contexto, en 2011 fundamos REALTECH España y Latinoamerica, una consultora con una clara especialización en el ámbito tecnológico. En 2014 llegamos a un acuerdo con Techedge, una compañía de origen italiano que ya conocíamos y cuyo modelo de consultoría era muy similar al nuestro. Pero, además, éramos dos empresas muy complementarias en cuanto a los ámbitos de especialización y también en relación con las áreas geográficas donde teníamos actividad.
De todas estas sinergias surgió la posibilidad de unir fuerzas y crear una compañía global, aunque capaz de dar servicios de forma especializada. La fusión se realizó formalmente en 2016. Durante este tiempo hemos ido adquiriendo algunas compañías específicas con el cash que generamos, buscando esa estrategia de crecimiento que planteamos cuando pusimos en marcha Techedge.
En el ámbito económico, los objetivos que programamos se han superado con creces. En 2017 facturamos 165 millones de euros y hemos cerrado 2018 con una salida a Bolsa que, confiamos, nos haga seguir creciendo con el foco puesto especialmente en los mercados de Estados Unidos, Alemania y México.
¿Qué beneficios se derivan de esta fusión?
Uno de los más importantes es que la compañía resultante sigue teniendo un foco muy claro en la tecnología, pero, además, hemos encontrado sinergias muy interesantes, complementando nuestros conocimientos en diferentes áreas con el expertise que nos llega desde la antigua Techedge en Italia. Por ejemplo, allí se ha desarrollado especialmente todo lo que tiene que ver con la industria 4.0 y el IoT, además de toda la oferta de soluciones específicas para empresas del ámbito de la moda, con clientes como Armani, MaxMara o Calzedonia.
Esto nos ha permitido ampliar mucho el rango de especialización, tanto a nivel sectorial o de industrias como en lo que tiene que ver con el conocimiento específico de productos o tecnologías.
Por otro lado, contamos con una base geográfica bastante más amplia de la que teníamos en 2014. Esta expansión nos permite dar soporte y acompañar a nuestros clientes, que cada vez son más internacionales, en una gran variedad de países. En Techedge tenemos definidas tres regiones: España y Latinoamérica, América del Norte y, por último, EMEA.

¿Cómo gestionáis la innovación en Techedge?
Dentro de la compañía siempre hemos tenido mucho espíritu de innovación. Defendemos una estrategia caracterizada por un contexto donde hay pocas reglas, con estructuras relativamente planas en las que damos bastante libertad a los responsables de las áreas para que gestionen sus cuentas de resultados.
Durante los últimos meses hemos creado un área específica en Techedge para poder gestionar globalmente todas estas iniciativas. Su objetivo es impulsar la innovación de una forma más coordinada y a nivel global. Esto se desarrolla a través de tres grandes enfoques. Por un lado, crear una oferta innovadora en las áreas que consideramos estratégicas dentro de la compañía, como pueden ser industria 4.0, customer experience, inteligencia artificial, SAP S/4HANA, analítica avanzada y machine learning, etc. Para todas ellas estamos definiendo una oferta diferencial e innovadora con el objetivo de preparar un rollout a nivel global e incluirlo en la oferta a clientes.
Por otro lado, hay un área de investigación y desarrollo (I+D) que busca crear y unificar la propiedad intelectual derivada de los desarrollos complementarios que hemos venido generando y que van a ser un factor diferencial en el futuro.
La tercera palanca está directamente relacionada con las startups. Buscamos apoyarnos en los productos o servicios que desarrollan para introducir innovación en las propuestas que llevamos a los clientes, ya sea de forma directa o integrada, añadiendo una capa de valor adicional en forma de desarrollos específicos para, por ejemplo, facilitar la integración en los sistemas del cliente. Esto, además, nos permite entrar en el capital de estas startups en diferentes formatos.
Seguimos siendo una compañía con una especialización muy clara en tecnología
¿Podrías darnos algún ejemplo?
Ahora mismo tenemos cerca de diez de estas startups en el programa y hay varias iniciativas exitosas. Por ejemplo, Social Coin, una empresa española que hace análisis de sentimiento a través de IA. Ha estado trabajando en Stanford varios años y tiene algoritmos bastante más desarrollados que otras alternativas que hay en el mercado. Ayuda a conocer qué está pasando en diferentes contextos: una gran ciudad como Nueva York, el sentimiento de los empleados de una empresa, de sus proveedores o de sus clientes respecto a un producto o servicio, etc. Su nombre lo toma de otra de sus áreas de trabajo, que permite crear moneda social para contextos de Administraciones Públicas (especialmente ayuntamientos), todo ello gestionado a través de blockchain. A partir de determinados comportamientos o iniciativas de los ciudadanos, se les asigna esta moneda virtual que pueden intercambiar por descuentos en servicios públicos, el acceso a instalaciones, etc.
Otro ejemplo podría ser Onproof. A través de sensores en la piel, esta empresa analiza lo que está pasando en los nervios y es capaz de saber si, por ejemplo, se están enviando los impulsos adecuados para mover una mano. Aunque ya hay una serie de pruebas físicas que los médicos pueden hacer, esta solución se está empleando para detectar el fraude en las bajas médicas. Tenemos varios clientes que han introducido esta solución, sobre todo hospitales y mutuas.
También me gustaría destacar OnTruck, que podríamos definir como un Uber para el transporte de mercancías. Es una plataforma que conecta a autónomos que tienen sus medios de transporte (camiones o furgonetas) y empresas que necesiten transportar pequeñas mercancías a distancias cortas. Hemos empezado con ellos en Madrid, Barcelona y Londres, y ahora vamos a llegar también a una ciudad francesa. Desde luego, es una solución de logística muy interesante, que algunos de nuestros clientes —grandes empresas— están ya utilizando. Nosotros hemos desarrollado la necesaria integración con los sistemas SAP, de manera que sea posible elegir esta plataforma como medio de transporte de entre las opciones disponibles, definiendo la hora de recogida, etc. Todo integrado en el sistema.

¿Qué hacéis en esa área de I+D?
Básicamente se trata de potenciar todo lo relacionado con la propiedad intelectual. Por ejemplo, en España se ha desarrollado una solución de factura electrónica (B+) que se ha implantado en más de veinte compañías del Ibex35. Existen más ejemplos como este, tanto en Techedge España como en Italia. El objetivo ahora es unificar este escenario y establecer una estrategia de evolución para el futuro, especialmente en el contexto de la nube, que permita aportar valor a los clientes más allá de las soluciones estándar.
Además, también hemos definido una serie de laboratorios —en el caso de España se llaman Rhinno Labs— en los que se hacen pruebas de concepto en torno a la aplicación de tecnologías como la realidad aumentada, blockchain, etc. Otra de nuestras responsabilidades es precisamente coordinar el trabajo de estos centros para compartir conocimientos y llevar esa innovación a las ofertas que trasladamos a los clientes.
En estos laboratorios estamos haciendo pruebas muy interesantes en ámbitos como el mantenimiento predictivo y la realidad virtual. Por ejemplo, facilitando que un operario pueda recibir órdenes de aviso de mantenimiento, pero que, además, pueda ver el despiece de los equipos, las operaciones de montaje o de reparación a través de unas gafas especiales. Todo ello integrado con los sistemas de gestión. Gracias a ello ya estamos trabajando con grandes empresas del sector de las utilities en España.
En Rhinno Labs se hacen pruebas de concepto con realidad aumentada o blockchain
La industria 4.0 representa un mercado muy importante
Existe mucho interés acerca de estos temas y esperamos que sea una de las áreas que más crezcan. Nosotros estamos muy bien posicionados gracias a las experiencias que ya se han desarrollado en Italia, aunque en España ya estamos empezando con proyectos relacionados con mantenimientos predictivos y smart manufacturing, la automatización del ciclo de vida de un producto.
Además, en su momento cerramos un acuerdo para integrar la plataforma IoT de Libelium con SAP Leonardo. Es muy importante conectar la información de estos sensores con el back-office
empresarial, ya que el seguimiento del ciclo del producto, desde que se diseña hasta que se produce y entrega al cliente, se gestiona a través de digital assets.
La idea es que todos los componentes tengan su gemelo digital que, a través de IoT, obtiene información sobre lo que le está pasando en todas las fases de su ciclo de vida. Esto permite saber exactamente cómo se están comportando esos equipos, incluso en las instalaciones del cliente, para poder ofrecer desde mantenimientos predictivos hasta la venta de servicios en vez de la de equipos.
Un ejemplo muy interesante es la empresa alemana Kaeser Kompressoren, que ha logrado vender aire. Esta empresa incorporó IoT a los compresores que fabrica para conocer su comportamiento y predecir cuándo puede fallar algún componente. Llegan hasta tal punto que han cambiado el modelo de negocio y, en lugar de vender la máquina, lo que venden es el aire que se consume. Ellos se encargan de llevar el comprensor a casa del cliente y de todo el mantenimiento, y le facturan por el servicio de aire comprimido.
¿Las empresas saben ya cuál debe ser su camino de transformación?
En muchos casos no lo tienen claro, pero porque no es tan evidente. En el caso de la banca o seguros ya hay mucho camino andado, pero hay otros sectores donde es necesario buscar esos casos. Nosotros les ayudamos, a través de sesiones de design thinking, a analizar en qué procesos y con qué tecnologías podría hacerse disrupción, incluyendo en muchos casos la colaboración de startups para potenciarla. Además, les ayudamos también a plantear un escenario de evolución de esas tecnologías, y a hacer un roadmap para un despliegue ajustado a sus objetivos empresariales.
Evidentemente, el conocimiento por parte de los responsables de TI de las empresas ha aumentado mucho durante los últimos años. Están mucho más concienciados de que sus responsabilidades van más allá del mantenimiento de lo que ya existe. Hay un componente muy importante, que es la definición de lo nuevo que se puede hacer. TI ya no es visto como un centro de costes, sino como un área que aporta algo directo al negocio, ya sea a través de una línea nueva por explorar, de cambios en los procesos que aporten un valor directo a la empresa, etc.
¿Cuál es el nivel de esa evolución en España?
Es cierto que todavía nos queda por avanzar. Desde el punto de vista de gasto en TI estamos por debajo de la media. Según estudios de IDC, en España se gasta menos en tecnologías de la información que en países como Alemania o Inglaterra.
Por otro lado, las empresas españolas tienen una serie de ventajas como —en general— un menor miedo al cambio y una mayor predisposición a innovar, a “lanzarse a la piscina” mucho antes que otros.