El pasado 17 de octubre tuvo lugar en Zaragoza, en el Patio de la Infanta (Ibercaja), el Foro de la mujer TIC. El objetivo fue analizar la importante brecha de género que existe en las carreras STEM (science, technology, engineering and mathematics), las posibles causas asociadas y las medidas que se pueden desarrollar por parte de la empresa, la sociedad o las administraciones públicas para solventarlo.
En 2017, en Europa, había cerca de 8,5 millones de profesionales en el ámbito de las TIC, de los cuales solo el 17,2% son mujeres. Estas cifras son aún más preocupantes si tenemos en cuenta que, por un lado, esta cifra ha ido decreciendo de forma paulatina (hace 10 años la presencia femenina en este ámbito era del 22,5%); y, por otro, la carencia real de este tipo de perfiles: se calcula que faltan en torno 500 mil profesionales TIC. En España, la situación es aún peor, con un porcentaje estimado en torno al 16,1%, y también decreciente año a año.
¿Cómo incentivar la presencia de la mujer en el sector TIC? Esta fue la pregunta que diversas personalidades y figuras referentes del ámbito empresarial, universitario y de las administraciones públicas trataron de responder en el Foro de la mujer TIC, organizado por Informática El Corte Inglés (IECISA) y el Gobierno de Aragón en las instalaciones del Patio de la Infanta, en Zaragoza.
El acto contó con la presencia de Vicente Calzado, director general adjunto de IECISA y Pilar Alegría, consejera de Innovación, Investigación y Universidad del Gobierno de Aragón, que realizaron la apertura de la jornada poniendo en contexto esta preocupante situación. “Es un problema que afecta a la sociedad y un sinsentido para la economía mundial. En el actual escenario de transformación, digital, no podemos prescindir del capital de talento que aportan las mujeres”, comentó Pilar Alegría. También se mencionaron algunas de las barreras que todavía hoy hacen que esa igualdad de género no sea real, especialmente las relacionadas con los ámbitos sociales o culturales, con los patrones de conducta que van mermando y “matando” esas vocaciones y que determinan que las mujeres cojan otros caminos.

Para poner cifras a este gap, María Villaroya, doctora en Ingeniería Electrónica y presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Aragón, presentó un estudio sobre la situación de las mujeres en ingeniería e informática. Los datos que compartió son elocuentes: en Zaragoza, las mujeres tienen una representación muy baja en las carreras tecnológicas, en torno al 16%, que se reduce hasta el 10% cuando vamos al ámbito de la TIC. María Villarroya también incidió en las causas que puede haber detrás de este escenario y explicó diversas iniciativas que se están poniendo en marcha (Girls day o Una ingeniera en cada cole) para tratar de paliar esta situación desde las etapas más tempranas de la educación.
Posteriormente, se iniciaron una serie de mesas de debate en femenino. La primera de ellas tuvo como protagonistas a Elena Salgado, presidenta de la Asociación de Empresas de Consultoría; Helena Herrero, presidenta de HP España y Portugal; y María López, co-founder and CEO de Bitbrain. Las tres protagonistas describieron sus experiencias profesionales en este ámbito, poniendo el foco en una serie de ideas principales: la necesidad de competencias digitales personales; de crear conciencia de esta brecha de género y darle visibilidad; y la importancia que tiene la diversidad como fuente de innovación y creatividad. María López, como especialista en esta área, fue incluso más allá, afirmando que no existe un factor neurocientífico detrás de este gap; “No hay motivos suficientes para afirmar que, entre el cerebro de hombre y mujeres, hay diferencias que puedan explicar esta brecha de género en las carreras STEM. El cerebro es plástico y el origen de esta desigualdad está en el entrenamiento, en lo papeles que cada uno asume desde pequeño, eso es lo que nos hace diferentes”.
A continuación, se analizó la situación de este fenómeno en el ámbito académico y formativo, así como las diferentes medidas que se pueden poner en marcha, a nivel político en el ámbito de las administraciones públicas, para inspirar más vocaciones, reducir el número de abandonos y, en definitiva, ampliar la presencia de la mujer en el sector TIC.