La sostenibilidad ha dejado de ser una cuestión meramente de imagen para convertirse, para muchas empresas, en una preocupación real sujeta a planes concretos, dotados de recursos, con acciones asignadas y resultados esperados. La emergencia climática ha llegado a los consejos de administración de las organizaciones, que cada vez son más conscientes de la urgencia de actuar y de las terribles consecuencias que puede tener la inacción.

Desde una perspectiva puramente económica, según el estudio Flipping the Script on Climate Change, de BCG, el incremento de 4 °C en la temperatura de la tierra podría acarrear una reducción del 30% del PIB per cápita.

Cada vez es más evidente el daño que el cambio climático provoca a la economía: solo en Estados Unidos, a finales de este siglo, podría ascender al 10% del PIB.

Las empresas son cada vez más sensibles a esos datos, y también a la presión de los ciudadanos que premian las estrategias de sostenibilidad. Adoptar medidas para reducir la huella de carbono puede tener un impacto positivo en la cuenta de resultados.

La sostenibilidad también puede ser rentable. En SAP estamos convencidos de ello y llevamos años trabajando para ayudar a las empresas a convertirse en organizaciones sostenibles: hacer la sostenibilidad rentable y la rentabilidad sostenible. Tenemos también una responsabilidad derivada del alto grado de implantación de nuestras soluciones en ámbitos como la gestión de almacenes. Podemos hacer mucho para que las cadenas de suministro sean cada vez más respetuosas con el planeta, menos consumidoras de recursos innecesarios y más cercanas al zero impact.

Las empresas son conscientes de la relación entre la rentabilidad a largo plazo y la sostenibilidad medioambiental

Para conocer la realidad de esta tendencia en las empresas hemos realizado un estudio a través de SAP Insights, y las conclusiones son muy interesantes.

Primeros pasos

La buena noticia es que la mayoría de las organizaciones están incluyendo en sus estrategias de negocio alguna medida para luchar contra el cambio climático; sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer.

La investigación ha clasificado a las empresas en función de si están percibiendo en su cuenta de resultados las medidas que están adoptando. A partir de ahí las ha dividido en tres grupos:

  • Actuales: perciben que la sostenibilidad tiene efectos en la situación financiera y en el rendimiento del negocio.
  • Inminentes: aquellas que esperan percibir esos efectos en un período de cinco años.
  • Tardías: aquellas que no esperan impactos en un plazo de cinco años.

Por el momento, las Actuales constituyen un tímido 17%, frente al 22% de Inminentes y el 61% de Tardías. En cualquier caso, importa destacar que las primeras están registrando mejores resultados que las Inminentes y las Tardías. Además, todas ellas son conscientes de que existe una relación causa-efecto entre la rentabilidad a largo plazo y la sostenibilidad medioambiental, así como de la relación a largo plazo entre competitividad y sostenibilidad. Solo los Tardíos se quedan ligeramente por debajo de la mitad.

Estrategia de sostenibilidad

Pero analicemos cómo son las empresas que componen el grupo de Actuales, para señalar las diferencias y tratar de animar al resto:

  • La estrategia de sostenibilidad está impulsada por los líderes de la organización.
  • Cuanto antes consideran que la sostenibilidad tendrá efectos en el rendimiento de la empresa, mayor es la probabilidad de que aumenten sus ingresos en el ejercicio fiscal en curso. Consideran la sostenibilidad como una alta prioridad de inversión.
  • Recogen datos sobre sostenibilidad durante un período más largo, están más satisfechas con la calidad de estos datos y los utilizan para fundamentar más decisiones.
  • Distribuyen la responsabilidad de la acción respecto a la sostenibilidad de manera más amplia dentro de la organización. Comprenden mejor las correlaciones positivas entre sostenibilidad y rentabilidad, y entre sostenibilidad y competitividad.

Cuando ampliamos la radiografía de este grupo para ver qué tipo de empresas hay detrás, apreciamos que la mayoría son grandes organizaciones. Probablemente esto se deba a que, por un lado, las empresas más grandes tienen mayor impacto en el medioambiente, y, por otro, a que también es mayor su capacidad de dedicar recursos a analizar y medir los efectos de sus políticas de sostenibilidad.

Las empresas que perciben que la sostenibilidad tiene efectos en la situación financiera están registrando mejores resultados

Pero hay otro elemento común a ellas: la mayoría han incorporado la sostenibilidad a sus estrategias; es decir, no se están limitando a adoptar una serie de medidas, sino que están situando la sostenibilidad en el centro de su estrategia de negocio.

Algunos ejemplos de empresas Actuales los encontramos en la industria del motor. Es el caso de Volkswagen, que ha anunciado que adoptará la propulsión eléctrica para el grueso de su flota —hasta treinta modelos— en los próximos cuatro años; o General Motors, que se ha comprometido a que en 2035 ya solo fabricará coches, furgonetas y SUV eléctricos. Fuera de este sector encontramos compañías como BlackRock, que ha convertido la sostenibilidad en el nuevo estándar que guía sus inversiones.

Otro factor importante que distingue a las empresas de este grupo es que fomentan una mentalidad de sostenibilidad a lo largo de toda la organización, y también tienen mayor conocimiento de esta cuestión en relación con su cadena de suministro.

Las grandes barreras

Según el informe, las empresas pertenecientes al grupo Actuales tienen más datos sobre la sostenibilidad. En cualquier caso, resulta llamativo que el 79% de todos los participantes en la investigación, incluyendo a los tres grupos, no estén satisfechos con la calidad de la información que recopilan sobre sostenibilidad medioambiental. Es la principal barrera que encuentran. Sin duda, uno de los requisitos para establecer objetivos y mejorar en este aspecto es poder realizar mediciones.

Además de la calidad de la información, hay una serie de desafíos comunes a los tres grupos: no tienen claro cómo deben incorporar la sostenibilidad a los procesos y sistemas; tampoco cómo alinear sus esfuerzos con la estrategia de negocio, ni cómo probar el retorno de la inversión (ROI) de la sostenibilidad.

Tanto el interés público como la voluntad política y las empresas están alineados en favor de la sostenibilidad

A pesar de esas barreras, y de las dificultades que puedan encontrar las compañías, lo cierto es que tanto el interés público como la voluntad política y las empresas están alineados en favor de la sostenibilidad. Si hace unos años a lo máximo que aspiraban era a recortar sus emisiones de carbono de forma incremental, ahora se comprometen a reducir las emisiones a la mitad en menos de una década. Muchas organizaciones están yendo más allá y situando la sostenibilidad en el centro de su estrategia de negocio, lo que constituye un gran salto que se basa en el convencimiento de que la sostenibilidad es crucial para la futura competitividad del negocio.

Pero si hay una conclusión clara en este estudio es que la sostenibilidad ya es importante para las empresas. Esto no solo ayudará a salvar el planeta, sino también a mejorar el rendimiento de negocio antes de lo que muchos líderes empresariales piensan. Nosotros lo vemos cada día con nuestros clientes.