El ámbito de mejora del email es muy amplio, un hueco que está siendo aprovechado por soluciones de tipo “chat empresarial” tales como Slack, similar a WhatsApp, aunque muy enfocada a grupos y al trabajo por proyectos o canales.
Básicamente, permite estructurar los diferentes temas sobre los que se interactúa con un grupo, tratándolos de forma aislada e incluyendo funcionalidades que facilitan el seguimiento de las “conversaciones” o la posibilidad almacenar y acceder —de forma centralizada—a todo tipo de archivos que las complementan.
Este nuevo enfoque de comunicación permite reducir los tiempos que todos malgastamos buscando “aquel correo de no sabemos qué fecha en el que estaba el presupuesto en cuestión”. Con Slack todo queda registrado y archivado, aunque también cuenta con una herramienta de búsqueda por todos los chats. Cada conversación va a su canal correspondiente y, lo que es más importante, solo hay mensajes relativos a los proyectos en los que estamos trabajando, enviados por las personas que forman parte del grupo.
Otra de sus bondades es el amplio set de integraciones que soporta, ya que trabaja con las herramientas más utilizadas en ámbitos como la gestión de tareas y proyectos (Trello, Google Calendar…), comunicaciones (Mailchimp, Hangouts…), almacenamiento en la nube (Dropbox, Box, Google Drive…), pagos (Stripe, PayPal…), ventas (Salesforce, Sugarbot…), seguridad, etc.