Recientemente ha aparecido lo que podríamos denominar una nueva categoría de smartphone: los modelos de tipo plegable. Aunque ya hay varias propuestas en el mercado que utilizan esta tecnología, es un segmento todavía minoritario, si bien en plena evolución.
La oferta de Samsung en este terreno se concentra en dos modelos antagónicos: el Galaxy Fold, que utiliza la tecnología plegable para ampliar la superficie de pantalla y convertir el móvil prácticamente en una tablet; y el Galaxy Z Flip, que la aprovecha para plegarlo y reducir su tamaño a la mitad.
En esencia, el Samsung Galaxy Z Flip trata de retomar el concepto de los clásicos móviles de concha, aunque, al abrirlo, en vez de un teclado nos encontremos con una pantalla táctil de AMOLED de 6,7” y resolución FullHD+ (2636 × 1080 píxeles). En principio la idea parece buena: contaremos con un dispositivo de reducidas dimensiones que podemos llevar encima en todo momento (cabe en cualquier bolsillo), pero que al abrirlo despliega la amplia pantalla a la que estamos acostumbrados. Además, Samsung ha implementado esta tecnología de forma muy acertada: se percibe un sistema de cierre robusto y bien terminado, y el pliegue de la pantalla no interfiere en su usabilidad, aunque sí se aprecia al pasar el dedo por encima.
En cuanto a su manejo, la experiencia de uso que ofrece es similar a la de los móviles de gama alta, si bien nos obligará a emplear ambas manos para desplegarlo. Por otra parte, aunque la pantalla es muy amplia, se hacen evidentes los marcos a partir de los que se construye el diseño en bisagra; algo que chocará especialmente a los usuarios acostumbrados a las pantallas curvas de imagen infinita. En cualquier caso, su equipamiento (en cuanto a procesador, memoria, cámaras…), autonomía y funcionalidades están a la altura de los dispositivos de gama alta. Todo ello garantiza un rendimiento fluido en cualquier aplicación.
Como aspectos mejorables hay que señalar que se echa en falta un mayor aprovechamiento de la pantalla plegable en lo que a software se refiere. En este campo, salvo alguna posibilidad añadida en la app de la cámara (a la hora de tomar fotos o atender videollamadas con el móvil plegado en “L” apoyado en una superficie) o de la Galería (emplear la mitad inferior para moverse entre las fotografías), no hay muchos argumentos a favor de la tecnología plegable.
Por otra parte, si bien el ahorro de espacio es una enorme ventaja, el dispositivo ofrece escasas opciones cuando está plegado: solamente podremos consultar la pequeña pantalla secundaria (1,1 pulgadas), puramente informativa, o capturar un selfi.
- Con la pantalla plegable, llevar el móvil siempre encima deja de ser un problema.
- Buena implementación por parte de Samsung.
- Rendimiento, autonomía y usabilidad a la altura de un modelo de gama alta.
- Se echa en falta un software que aproveche mejor esta tecnología.
- Los marcos de la pantalla son evidentes.