Graduado en la Universidad de Pekín (China) en Telecomunicaciones y en la de Kyoto (Japón) en Informática, Qiu Heng ha vivido cómo interpretan la tecnología en estos dos grandes países, que son una auténtica referencia en este ámbito. Además, sus más de trece años de experiencia en Huawei le permiten contar con un punto de vista único sobre la evolución en la que estamos inmersos, y con un conocimiento muy extenso de esta compañía en todos sus aspectos.

Estamos intentando crear un sistema operativo para las aplicaciones industriales

¿Qué propone la confluencia entre IoT e inteligencia artificial?

Evidentemente, son dos mundos que se están entrelazando cada vez más y para Huawei es un mercado muy interesante en el que vemos mu­cho futuro. En este escenario tienen cabida un buen número de nuestras tecnologías y solucio­nes, como la transmisión óptica y por radio, todo aquello relacionado con el almacenamiento, etc. Además, apreciamos especialmente el hecho de que está teniendo una buena aceptación en todo el mundo.

En Huawei siempre nos esforzamos por conocer a fondo las diferentes industrias en las que partici­pamos, de forma que seamos capaces de aportar valor y de crear soluciones apropiadas para esos escenarios. Un ejemplo: hasta el momento hemos realizado 120 proyectos en el ámbito de las ciuda­des inteligentes y, en todos ellos, las aportaciones han llegado tanto desde el ámbito de las tecnolo­gías como desde el de las plataformas.

Vuestro papel no está solo ligado a las infraestructuras

Efectivamente. Aunque somos un importante fabricante de hardware de comunicaciones, en la actualidad estamos avanzando en otros ámbitos y también estamos posicionados en todo lo que tiene que ver con la creación de la plataforma que sea capaz de unir el mundo físico y el digital.

De este modo, no solo contamos con los disposi­tivos, sino también con la infraestructura de nube necesaria (incluyendo la capacidad de compu­tación, de transmisión, de almacenamiento y de edge computing) para gestionar las cinco áreas más importantes en este mercado: vídeo, big data, IoT, geolocalización e ICT.

Todas estas áreas son extremadamente impor­tantes para todos los sectores industriales de hoy en día, que necesitan modernizar y optimizar sus procesos para mantener la competitividad en un mercado que ya es global. Por este motivo, esta­mos combinando ambos mundos, con el objetivo de facilitar el acceso a las soluciones.

TODAS LAS INDUSTRIAS, ANTES O DESPUÉS, NECESITAN REALIZAR
UNA TRANSFORMACIÓN DIGITAL

¿Cómo se materializa ese avance y en qué dirección se mueve Huawei?

Permítame echar un poco la vista hacia atrás. En 1946 ya existían ordenadores, pero el desarrollo de aplicaciones para estos nuevos dispositivos era realmente lento y costoso en aquella época. Cuan­do por fin aparecieron el DOS de IBM y el Win­dows de Microsoft, la industria de las aplicaciones despegó y comenzó a evolucionar de forma mucho más rápida. El resultado fue que todo el mundo te­nía un ordenador y, con algo de formación, podía escribir programas para ejecutarlos en él.

Ahora estamos intentando crear un sistema ope­rativo para la industria, de forma que las aplica­ciones industriales se puedan desarrollar más rá­pidamente. Para ello estamos incubando, junto a nuestros partners, una serie de soluciones para las distintas industrias en los denominados Huawei OpenLab, de los que en este momento ya hay tre­ce en todo el mundo. Esa es nuestra apuesta por el futuro: colaboración con aquellos que realmente saben de su sector particular.

Para eso se requiere una inversión importante

Ese es también el motivo por el que Huawei in­vierte entre el 10% y el 15% de sus ventas anuales en I+D. Para el año 2019, eso significa una cifra de en torno a 15 000 millones de dólares. Pero, además, esta cantidad va a ser mayor en los próxi­mos años, porque está previsto que las ventas de Huawei crezcan también (llevamos varios años con incrementos de dos dígitos). De este modo, al mantener la proporción, nuestra inversión en desarrollo será mayor año tras año.

Aun así, hay que comparar estas cantidades con el tamaño del mercado para digital enterprise trans­formation, que está estimado en un billón de dó­lares (un billón europeo, con doce ceros). De este modo, aunque consiguiéramos solo un porcentaje muy pequeño de ese mercado, eso seguiría siendo una cifra de negocio enorme. La cuestión clave es que todas las industrias, antes o después, necesi­tan realizar una transformación digital para man­tener su competitividad, con independencia del sector al que pertenezcan.

¿En vuestra propuesta al mercado vais con un abanico completo de soluciones?

En realidad, no del todo. Nosotros construimos in­fraestructura ICT, y también una plataforma digi­tal, pero no somos los fabricantes de las aplicacio­nes ni tampoco de muchos de los dispositivos de hardware que se utilizan en la industria. Por este motivo, contamos con una red de partners que ac­túan en los diferentes sectores y que se encargan de desarrollar estas aplicaciones necesarias.

Aunque utilizan nuestras plataformas o, en ocasio­nes, nuestros servidores, estas empresas se encar­gan de la capa de aplicaciones de la solución, que es algo que nosotros no hacemos habitualmente.

¿Cuál es el roadmap previsto para el futuro próximo?

En primer lugar, el Internet of Things es un área tre­mendamente extensa y, aunque tenemos muchas soluciones ya terminadas, hay otras que todavía están en desarrollo. Entre las que ya hemos termi­nado está, por ejemplo, la plataforma OceanCon­nect, que es un ecosistema abierto basado en IoT, cloud computing y tecnologías de big data.

Pero como todo lo que tiene que ver con el mer­cado de IoT está sometido a muchos cambios ac­tualmente, Huawei procura que las soluciones de las que disponemos sean lo más maduras posible. Recalco lo de soluciones, y no productos indivi­duales, porque nuestros partners normalmente tienen requerimientos muy variados, por lo que necesitan soluciones completas y no puntuales.

Nuestra intención es que todo esto sea lo más sencillo posible. Por esta razón, apostamos por una plataforma digital que permita ofrecer solu­ciones individuales comprensibles, y que actúe como unificador y simplifique la gestión de todo. De todas formas, aunque estamos en una muy buena situación, todavía queda mucho camino por recorrer en todo esto.

OCEANCONNECT ES UN ECOSISTEMA ABIERTO BASADO EN IOT, CLOUD COMPUTING
Y BIG DATA

¿Podrías darnos algún ejemplo de aplicación práctica?

Podemos hablar, por ejemplo, del concepto de smart airport de Huawei, que hemos desarrollado a través de nuestra tecnología en aeropuertos como el de Changi —en Singapur—, o el de Hong Kong, en el que se utiliza nuestra tecnología de cámaras.

Un caso especialmente interesante es el del aeropuerto internacional de Dubai, que es uno de los más transitados del mundo. La cuestión es que las necesidades de los sistemas, muchos de ellos críticos (como todo lo que tiene que ver con el control de vuelos), requerían un centro de datos en el aeropuerto, pero los respon­sables no querían montarlo allí. El motivo que aducían es que ocuparía demasiado espacio, que podría dedicarse a tiendas o restaurantes (que iban a producir beneficios económicos para el aeropuerto).

De este modo, terminamos poniendo el centro de proceso de datos en el desierto, a unos ki­lómetros de distancia, conectado mediante un cable de fibra óptica dedicada. A través de esta solución se pudo garantizar la velocidad de res­puesta y latencia apropiadas para este tipo de uso. Además, se trata de un centro de datos mo­dular, construido a través de contenedores es­tándar, y que se puede ampliar según vayan au­mentando los requerimientos. A través de este centro de proceso de datos se gestionan todos los sistemas vitales del aeropuerto de Dubai.

Huawei OpenLab

La iniciativa OpenLab de Huawei tiene como finalidad colaborar con diferentes partners de la industria en todo el mundo para crear soluciones de transformación digital. En la actualidad hay abiertos 13 OpenLab en todo el mundo, con más de 1000 talentos trabajando en ellos. Cada OpenLab se centra en las necesidades de su mercado local y busca soluciones para integrarlas en la cadena de valor global de Huawei, promoviendo luego estas nuevas capacidades por todo el mundo.

¿El mercado de IoT está creciendo a un ritmo excesivo?

Lo que vemos es que el nivel de crecimiento de las tecnologías asociadas al Internet de las Cosas es muy elevado, pero también tenemos claro que todavía no ha alcanzado su pico.

Los estudios y predicciones que manejamos in­dican que todo lo relacionado con inteligencia artificial relativa a las tecnologías del Internet de las Cosas va a multiplicarse en factores que estarán entre tres y siete (3X para las áreas de crecimiento más “lento” y 7X para aquellas más populares). Hay que tener en cuenta que todos estos datos se han estimado con respecto a cómo están las cosas en la actualidad y en un marco temporal relativamente breve. De modo que aún queda mucho por crecer y por mejorar.

La inteligencia artificial va a proponer un nuevo escenario

Efectivamente. Desde Huawei, uno de los usos principales que vemos en torno a las tecnologías de inteligencia artificial es la automatización de la gestión de sistemas complejos. Incluso también en los sistemas cloud, en los que las empleamos para que sean más inteligentes y, por tanto, más sencillos de utilizar.

Hay que distinguir entre la aplicación de la inteli­gencia artificial en el front-end (por ejemplo, en re­conocimiento facial o de voz) y en el back-end, que es otra cosa muy distinta. Para gestionar nuestras soluciones de cloud empleamos la segunda va­riante, que facilita el control del sistema y evita muchas tareas repetitivas, selecciona eventos que requieren atención de forma prioritaria, etc. Incluso puede tomar algunas decisiones a partir de reglas establecidas, para no tener que moles­tar a los usuarios con determinadas cuestiones.

Hay una cosa fundamental que se necesita para todas las iniciativas de IA: todo tiene que ser real­mente rápido, desde los servidores al almacena­miento, los procesadores y las comunicaciones. Todos los elementos implicados; porque es nece­sario tomar decisiones en fracciones de segundo. De esta forma, empleamos —por ejemplo— me­moria flash o redes ópticas para estos propósitos. Solo así se puede garantizar que las decisiones auto­máticas en sistemas grandes y complejos no solo sean las apropiadas, sino que también se produzcan en el momento correcto.

HAY QUE SER OPTIMISTA CON RESPECTO AL FUTURO. LOS TIEMPOS CAMBIAN Y, NORMALMENTE, A MEJOR

Otro de los ámbitos de interés es todo lo relativo a las cámaras de seguridad

Efectivamente. Las empresas que tienen cámaras distribuidas por ciertas áreas necesitan, por ejem­plo, una cobertura wifi o conexiones por cable para interconectar todos los equipos, así como un centro de datos para controlar y procesar toda la información generada por las cámaras.

Así que este es un mercado enorme, que está en constante crecimiento en la actualidad. Espe­cialmente si lo combinamos con las iniciativas de smart grid, es decir, de control inteligente del tráfi­co, que requiere poder interpretar lo que “ven” las cámaras para tomar decisiones acerca del estado de las carreteras y modificar la temporización de los semáforos, colocar mensajes informativos en los paneles luminosos, etc.

En este sentido, además de los sistemas de con­trol, almacenamiento y análisis de imágenes en directo de los que Huawei ya dispone, acabamos de presentar una cámara que viene con su propio chip de inteligencia artificial integrado, que hace posible que sea la propia cámara la que tome cier­to tipo de decisiones con respecto a lo que está observando, y luego transmita eso al centro de datos. Esto permite descargar de trabajo al cen­tro de procesamiento de datos y descentralizar la carga de reconocimiento de eventos. Ambos son factores clave para garantizar que los centros de control no se sobrecarguen en el futuro, ya que el número de cámaras va a crecer de forma expo­nencial en muy poco tiempo.

Chips para IA

Con el énfasis que está poniendo Huawei en las tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial como solución a la gestión de tareas cada vez más complejas y con conjuntos de datos más grandes, es de esperar que pronto presente nuevos chips específicos adaptados especialmente a estas capacidades. Por ejemplo, el Kirin 970 de su subsidiaria HiSilicon, que ya ha encontrado un lugar en los últimos modelos de móvil de Huawei. Solo así se puede mantener el control sobre la creciente complejidad de los sistemas actuales. Pero para conocer más detalles al respecto habrá que remitirse a la próxima edición del Huawei Connect, que se celebrará en octubre.

¿Este nuevo escenario traerá un futuro incierto para determinados profesionales?

Este es un tema muy importante. Hay mucha gen­te que está preocupada por la posibilidad de que algunas personas pierdan su puesto de trabajo a causa del uso masivo de la inteligencia artificial.

Para responder a esta cuestión voy a utilizar un ejemplo muy sencillo. Simplemente, habría que pensar a qué se dedicaban nuestros abuelos… Se­guramente, la industria en la que trabajaban haya desaparecido ya. Ahora, piense en lo que hacía o hace su padre en la actualidad. Seguramente, us­ted no tiene el trabajo de su padre, tiene uno más moderno en el que emplea herramientas y tecno­logías diferentes. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay que ser optimista con respecto al futuro. Los tiempos cambian y, normalmente, para mejor.

¿En cuáles de estas áreas (plataforma, infraestructura o redes) espera un mayor crecimiento?

Antes de nada, es necesario destacar que todavía hay una capacidad de crecimiento que es necesa­rio tener en cuenta para el mercado del hardware convencional. Seguramente no a un gran ritmo, pero todavía la hay.

En cuanto a las nuevas áreas, lo que nos gusta lla­mar “nuevas ICT” —como pueden ser cloud, Inter­net de las Cosas, inteligencia artificial y big data— el crecimiento será más rápido. Por dar algunas cifras, para el año 2022 estimamos que más del 50% de las ventas llegue a través de esas nuevas tecnologías. El resto seguramente provendrá de los sistemas que consideramos tradicionales. Hoy en día la relación todavía está a favor de los siste­mas tradicionales, que ocupan entre un 70% y un 80% del mercado.