En 2021, la pandemia de COVID-19 continuará impactando en nuestra vida personal y profesional. Esto obligará a empresas de todos los tamaños y sectores a seguir analizando y poniendo a prueba nuevas y mejores formas de trabajar para no perder oportunidades de negocio. En este escenario, el proceso de observar el negocio «desde fuera hacia dentro» se ha revelado más necesario que nunca. Me refiero, en términos prácticos, a seguir lo más de cerca posible la evolución de los recursos humanos, una práctica que, afortunadamente, cada vez más organizaciones llevan a cabo, aunque todavía no podemos calificarla de habitual y generalizada.
En una situación de crisis como la actual, que ha sido capaz de poner al negocio contra las cuerdas de una forma sin precedentes, las empresas deben ser más conscientes de cuál es el mejor modo de captar y retener el talento. Para ello, han de entender el enfoque y las aspiraciones que plantean las nuevas generaciones de profesionales que se incorporan al mercado laboral, pertenezcan a la generación X, la milenial, la Z o a la próxima que venga, como quiera que la bauticen los expertos.
Precisamente, el impacto que la pandemia está teniendo en el desarrollo profesional de las nuevas generaciones de trabajadores fue el tema sobre el que giró el evento que Sharp celebró el pasado febrero de forma virtual y simultánea en Europa y Estados Unidos, en colaboración con Microsoft. Un encuentro en el que jóvenes profesionales, junto con expertos en psicología empresarial y en tecnología, analizaron las prioridades en la configuración del nuevo entorno de trabajo híbrido definido por la crisis sanitaria, así como las soluciones requeridas para garantizar su flexibilidad.
Apuesta por un modelo híbrido
Entre las conclusiones de este evento se puede señalar especialmente la coincidencia de los ponentes en que la crisis sanitaria está teniendo su lado positivo, aunque como sociedad nos cueste verlo. Se referían concretamente a que la pandemia ha obligado a que las empresas reflexionen sobre todos sus procesos, tanto sobre los que han demostrado ser valiosos para el negocio como sobre aquellos que ya no son realmente necesarios o que quizá nunca lo fueron, cuya desaparición ha propiciado.
El 56% de los trabajadores menores de 45 años considera que es más productivo cuando trabaja a distancia
La evolución de estos procesos, según los jóvenes empleados, ya fue objeto de estudio en una serie de talleres que realizamos en 2018. El objetivo era conocer de primera mano cómo conciben las nuevas generaciones el entorno de trabajo de los próximos años para, de este modo, ofrecer la tecnología más ajustada a sus necesidades. Una investigación a la que dimos continuidad en 2020, con el desarrollo de una encuesta realizada entre más de 6000 jóvenes profesionales europeos para entender cómo la pandemia está afectando a sus aspiraciones y necesidades profesionales.
Según este estudio, y centrándonos en el caso español, el 56% de los trabajadores menores de 45 años consultados considera que es más productivo cuando trabaja a distancia. Sin embargo, la respuesta más inesperada giró en torno a la necesidad de un espacio de oficina físico. Porque, aunque más de la mitad reconoce las ventajas del trabajo a distancia, la mayoría no respalda el abandono total de la oficina y opta por un modelo híbrido que combine tecnología que favorezca la productividad con la socialización y la colaboración del cara a cara.
Entre los motivos para optar por este modelo, el 51% los encuestados en nuestro país señala las dificultades del trabajo a distancia para mantenerse informados sobre lo que ocurre en su empresa, mientras un 54% se siente aislado de su equipo de trabajo y el 45,6% afirma tener problemas para mantener la motivación.
Tecnología para las 3C
Para salvar estas dificultades y sacar el máximo partido de la tecnología en el entorno de trabajo, siete de cada diez profesionales jóvenes señalan a las 3C como elemento esencial. Las 3C son un concepto que, en el campo de la psicología empresarial, hace referencia a colaboración, comunicación y compasión. No obstante, su nivel de exigencia es tal que, como señaló en el evento Viola Krauss —psicóloga con más de 16 años de experiencia analizando el trabajo del futuro—, cuando se trata de comunicación, ningún correo electrónico o llamada telefónica es una solución lo suficientemente rápida para los jóvenes profesionales.
Asimismo, Krauss destacó que para las nuevas generaciones la compasión se traduce en la integración de la vida profesional con la privada. Para ello, lo que necesitan de forma ineludible es la interacción social, tanto virtual como física.
La mayoría de los trabajadores no respalda el abandono total de la oficina y opta por un modelo híbrido
Por tanto, teniendo en cuenta la necesidad de las organizaciones a la hora de dotarse de herramientas que favorezcan las mencionadas 3C en sus equipos de trabajo deslocalizados, los expertos señalaron las pantallas interactivas para trabajo colaborativo como una de las plataformas actualmente más eficaces, gracias a su capacidad para convertirse en el dispositivo de control del ecosistema tecnológico de una empresa.
De hecho, según nuestros cálculos, este mercado alcanzará un volumen de negocio mundial de 2050 millones de euros en 2021. Además, la demanda de este tipo de soluciones para hacer frente al nuevo entorno de trabajo crecerá a un ritmo del 20% anual durante los tres próximos años en nuestro país.
Organizaciones dinámicas
En resumen, para extraer el máximo potencial de la generación de trabajadores que ocupará un porcentaje importante de los puestos disponibles en los próximos años, las empresas deben incorporar a sus entornos de trabajo tecnología que sea capaz de fomentar el pensamiento creativo, el desarrollo de nuevas habilidades y la flexibilidad entre vida personal y laboral.
En este sentido, nuestra investigación demuestra que la crisis sanitaria ha actuado como un elemento catalizador para la adopción de aquellas tecnologías que ayudan a las empresas y a sus trabajadores a sortear el obstáculo que supone trabajar a distancia.
De esta capacidad de adaptación dependerá que las compañías demuestren hasta qué punto son organizaciones dinámicas y progresistas, que ofrezcan ese entorno de trabajo estimulante que claramente anhelan estos trabajadores.