Según un informe desarrollado por Orizon, en el que ha participado una veintena de grandes empresas de los sectores de banca, seguros y utilities, las grandes organizaciones con entornos tecnológicos complejos de nuestro país han asumido unos sobrecostes inesperados, cercanos al 45% en sus presupuestos tecnológicos destinados a la migración a cloud. Esto ha sido debido, fundamentalmente, a la ausencia de una política real de gestión del rendimiento de sus infraestructuras tecnológicas.

Las grandes empresas de nuestro país han asumido unos sobrecostes cercanos al 45%, en sus procesos de migración a cloud

Según este análisis, los costes ocultos de los servicios cloud, como por ejemplo los asociados al procesamiento de picos inesperados, así como la mayor complejidad de este entorno —que exige perfiles profesionales muy especializados y escasos en el mercado—, son las causas más comunes que explican esta situación. Además, el resultado de este proceso es calificado como negativo, ya que cerca del 80% de las organizaciones que ha participado afirma no haber alcanzado los objetivos que se habían marcado.

En cualquier caso, según el estudio, la totalidad de las organizaciones argumenta como causa fundamental de esta percepción el escenario de enorme complejidad que implica la nube.

De hecho, en torno al 70% de las organizaciones admite que solo asume una gestión reactiva efectiva del cloud cuando aparecen problemas que afectan a la operativa, frente a una proactiva y constante. Igualmente, un porcentaje similar de organizaciones reconoce que la nube ha elevado la complejidad en el desarrollo de nuevas aplicaciones para el negocio y están replanteando sus estrategias de plazos y objetivos en este entorno.

Migración a cloud en el sector financiero

En el caso concreto del sector financiero, la tecnológica española incide también en que, al sobrecoste antes mencionado, cercano al 45%, hay que sumar también el 15% adicional, un porcentaje que padece históricamente debido a las ineficiencias del software del negocio y a la falta de políticas para su optimización.

Cerca de la mitad de los proyectos de migración no han cumplido los objetivos, ni en tiempos, ni en creación de valor

De hecho, una de las consecuencias más destacadas provocada por esta situación, especialmente en el sector financiero, es el alejamiento entre los responsables del negocio y los departamentos de tecnología, debido precisamente a la percepción creada sobre la tecnología en los órganos directivos. Según el análisis de Orizon en este entorno, basado en cinco grandes entidades de nuestro país, prácticamente la mitad de los proyectos de migración acometidos no han cumplido los objetivos esperados por la dirección, ni en tiempos, ni en creación de valor.

Esta situación ha incrementado el escepticismo ante la tecnología entre los máximos ejecutivos debido a los problemas de complejidad y a los costes abultado, a lo que se suma la confusión inherente al mensaje tecnológico actual. Si se une este escenario a un cierre de ejercicio que ha sido positivo para el sector, termina provocando una pérdida de peso de la tecnología como factor clave del negocio. Es más, en muchos casos, la tecnología es vista ahora como un coste, sin capacidad para convertirse en un factor diferencial.

Un buen reflejo de esta visión es la distribución de los presupuestos de los departamentos de tecnología del sector financiero. Actualmente, su política se limita mayoritariamente a reducir costes, sin afectar a la operativa de la entidad.

En muchos casos, la tecnología es vista ahora como un coste, sin capacidad para convertirse en un factor diferencial

A juicio de Orizon, esta visión empobrece notablemente el valor de la tecnología en los resultados del negocio: convertir la transformación en una mera cuestión de costes provoca un efecto dominó en el mercado, una merma de la calidad de los desarrollos y, consecuentemente, de los propios profesionales.

Gestión del rendimiento

De acuerdo con el informe de Orizon, el descalabro en términos de costes, así como la falta de alineamiento con el negocio que ha supuesto la creciente adopción de la nube, fundamentalmente de los entornos híbridos, se debe a la ausencia de una adecuada gestión del rendimiento, lo que lleva a las grandes empresas a replicar sus ineficiencias en la nube.

En este contexto, las grandes empresas necesitan ir más allá de la monitorización clásica basada en herramientas APM. Cada vez es más necesario llevar a cabo una gestión del rendimiento que, además de responder al dinamismo y la complejidad actuales, asegure la calidad del servicio y el control de los costes.

En opinión de Ángel Pineda, COE de Orizon, en un escenario de contención de costes como el actual, las empresas no pueden tolerar experimentos. Es imperativo que la tecnología, y los proyectos tecnológicos, demuestren su valor. “A diferencia de las herramientas clásicas de monitorización, nuestra plataforma BOA no solo proporciona una visión global, única y detallada de sus infraestructuras y aplicaciones, también es capaz de bucear, correlacionar, detectar y resolver problemas para optimizar su funcionamiento de forma continua y, en gran medida, automática”.

Ángel Pineda, CEO de Orizon
Ángel Pineda, COE de Orizon.