El conocimiento social en tiempos de tecnología

La zona oculta de la ventana Johari

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Desde su origen, la irrupción de la tecnología ha suscitado una controversia sobre la deshumanización que puede acarrear. Pero ese debate no puede —ni debe— quedarse en la superficialidad ni en el silogismo categórico estéril. La humanización —o deshumanización— depende de nosotros mismos, y se basa en un autoconocimiento que requiere de introspección y juicio profundos.

La evolución tecnológica ha supuesto un antes y un después en el modelo de relación de las personas. Ha facilitado la creación de lazos a miles de kilómetros entre desconocidos, permitiéndoles, incluso, compartir cada segundo… No existe, sin embargo, proporcionalidad entre la abundancia tecnológica y la calidad de la información compartida.

El estilo de comunicación a través de la tecnología se sitúa en la zona oculta de la Ventana de Johari

Tratamos de proteger nuestra esfera emocional y de valores de una posible banalización por el uso de la tecnología. En consecuencia, actuamos protegiéndonos y ocultando información de valor. De esa forma, el rastro que dejamos en el mundo digital resulta superficial e incierto. Esto pone de manifiesto que el estilo de comunicación a través de la tecnología se sitúa en la zona oculta de la Ventana de Johari, concepto creado por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham.

La Ventana de Johari es un modelo explicativo sobre el autoconocimiento y sobre lo que mostramos a los demás; una matriz de cuatro cuadrantes resultantes de la combinación del conocimiento desde el “yo” y desde “el otro”: lo que los demás conocen sobre mí, lo que sé sobre mi persona y aquello que es desconocido, que ni yo ni los demás logramos percibir en mí.

Cuando la comunicación se produce en el área oculta, lugar donde se sitúa lo que es conocido por uno mismo pero no por los demás, las personas reservan su intimidad, priorizando la seguridad, el mantenerse a salvo y el intentar no ser dañado. En este tipo de relaciones es el miedo la emoción principal. Miedo a ser dañado, al conflicto, a la pérdida de status, a las nuevas generaciones tecnológicamente más preparadas…

Desplazarnos al área libre de la Ventana mejorará la calidad de las relaciones humanas. En este cuadrante, donde se sitúa lo que es conocido por uno mismo y por los demás, la comunicación es clara y precisa, no hay lados ocultos, fluye y es recíprocamente sincera, lo que favorece la empatía y aceptación.

Algoritmos y emociones

En 2011, el físico Aerts Diederik demostró que las matemáticas de la teoría cuántica resultan adecuadas para describir el pensa­miento humano con bastante exactitud, puesto que nues­tra forma de pensar es diferente a la dictada por la lógica clásica.

No sabemos si este hecho nos llevará a un escenario en el que las emociones puedan reducirse a algoritmos y que en un futuro seamos capaces de entendernos mejor, sin necesidad de observar nuestro interior. Pero hasta ese momento, mientras la mecánica cuántica no nos dé una solución, se pone de relevancia la necesidad de trabajar, individual y socialmente, en ampliar la zona libre de nuestra ventana de Johari en beneficio de un mejor conocimiento de nosotros mismos y de los demás.