Estar en el momento y lugar precisos es una de esas serendipias que no ocurren a menudo en la vida de una persona. Gordon Moore no solo tuvo la suerte de coincidir con la tecnología adecuada y las personas perfectas en el momento correcto, sino que, además, reconoció la oportunidad y supo convertirla en un dispositivo que ha cambiado la vida de todo el planeta: el circuito integrado.

Gordon Earle Moore nació en 1929 y a los once años recibió un regalo que le cambiaría la vida: un juego de química. En 1950 se graduó en esa disciplina en la Universidad de California y cuatro años después se doctoró en Química y Física en el CalTech (California Institute of Technology).

Su primer empleo fue en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, donde se dedicó a los combustibles sólidos para los misiles antiaéreos de la marina norteamericana. Pero Moore, debido a su perfil inquieto, decidió que la empresa privada le daría más satisfacciones y vio en ella más posibilidades para investigar.

Los ocho traidores

En 1956, William Shockley, que había recibido el Premio Nobel de Física ese mismo año por ser uno los inventores del transistor, contrató a toda una serie de recién doctorados para desarrollar nuevos tipos de semiconductores y métodos de fabricación.

Entre ellos estaba Gordon Moore. Pero el estilo autoritario de Shockley, así como desavenencias en la dirección de las investigaciones, condujeron a ocho de los empleados a pedir la sustitución de Shockley y que se contratara a un director profesional, petición que fue denegada.

“Si todo lo que intentas funciona, es que no lo estás intentando lo suficiente”, Gordon Moore

Como consecuencia de ello, Moore, junto con otros siete empleados (Julius Blank, Victor Grinich, Jean Hoerni, Eugene Kleiner, Jay Last, Robert Noyce y Sheldon Roberts), entró en conversaciones con Sherman Fairchild y en 1957 fundaron Fairchild Semiconductor en Santa Clara, California. Esta compañía fue pionera en el desarrollo de los primeros circuitos integrados y una de las semillas de Silicon Valley. A su vez, dio lugar a decenas de otras empresas del sector, como Intel o AMD, que recibieron el nombre informal de “los niños de Fairchild” (Fairchildren).

Gordon Moore acabó siendo el director de I+D en Fairchild, cuando su amigo y cofundador Robert Noyce se convirtió en director general y dejó libre ese puesto. En 1968, once años después de fundar Failchild Semiconductor, Noyce y Moore abandonaron la compañía para crear NM Electronics (las siglas de las iniciales de sus apellidos), que acabó por convertirse en la actual Intel. Bajo la mano de Moore y Noyce, Intel desarrolló nuevas tecnologías para microprocesadores, memoria y circuitos integrados, lo que la convirtió en referencia en el sector.

La ley de Moore

Sin embargo, Gordon Moore es más conocido por la ley que lleva su nombre que por su trabajo en el desarrollo de semiconductores o circuitos integrados. La ley de Moore especifica que la tecnología avanza de tal forma que el número de componentes de un circuito integrado se duplicará cada dos años. Una máxima que prácticamente todo el mundo ha oído, pero cuyo origen es meramente fortuito:

Ley MooreEn 1965, mientras Moore estaba en Fairchild Semiconductor, la revista Electronics Magazine le preguntó cómo veía el mercado de los semiconductores en diez años. Moore se dio cuenta de que el número de componentes en un circuito integrado se había ido doblando cada año y predijo que esa tendencia proseguiría, al menos, diez años más. En 1975, el propio Moore corrigió su predicción hasta dar con el enunciado actual. Al hacerlo, se convirtió en una profecía autocumplida, ya que toda la industria se marcó esa meta para no quedarse atrás con respecto a la competencia.

De hecho, entre 1960 y 2000, los componentes se han duplicado cada 18 meses, y no cada 24, como vaticinó Moore. No obstante, en años recientes el ritmo se ha ido reduciendo ya que la miniaturización de los componentes está llegando al límite, y los científicos están chocando ya con problemas cuánticos.

Nvidia, por ejemplo, ha dicho que la ley de Moore ya no se puede aplicar, y, en 2005, el propio Moore afirmó en una entrevista que el ritmo de una función exponencial no puede continuar indefinidamente. En 24 de marzo de 2023 Gordon Moore falleció en su hogar en Hawái, dejando un legado difícil de igualar.

Filantropía

Durante toda su vida, Gordon Moore dedicó mucho tiempo a la filantropía y en el año 2000, junto a su mujer Betty, creó la fundación Gordon and Betty Moore, dotada con más de 5100 millones de dólares. La fundación está orientada a la conservación medioambiental, la promoción de la ciencia y la consecución de mejoras en el ámbito sanitario. Desarrolla proyectos en Norteamérica y gran parte de Sudamérica. Moore ha recibido múltiples honores y condecoraciones por su trabajo filantrópico, como la Orden del Arca Dorada del príncipe de Holanda, la Medalla Presidencial a la Libertad de los Estados Unidos o la medalla a la filantropía Andrew Carnegie.