No ha habido tiempo de reflexión. Bueno, sí lo ha habido, pero, en la mayoría de los casos, se ha dejado pasar. Los trágicos momentos que nos está tocando vivir a raíz de la pandemia de coronavirus han llevado a las empresas, y a la sociedad en general, a adelantar —y a probar en vivo— todos los planes relacionados con la digitalización. En muy pocos días nos hemos visto obligados a poner en marcha todo tipo de medidas relacionadas con el teletrabajo o el diagnóstico a distancia, las plataformas de colaboración y coordinación a través de comunicaciones seguras, la formación en remoto, el uso del big data y la inteligencia artificial para trabajar sobre datos agregados de la población, la impresión 3D, la firma digital, los pagos contactless

Tal y como contaba recientemente Antonio Rodríguez de las Heras en una columna de El País Retina, nos estamos asomando a un nuevo espacio que habitar, el espacio digital, en el que se experimenta la proximidad sin lugar; una experiencia que será todavía más “real” con la llegada del 5G y otras tecnologías que la van a complementar.

Será necesario superar la oposición que todavía se establece entre lo real y lo virtual

Además del papel tan importante que debe desempeñar la tecnología en ese camino, Rodríguez de las Heras apunta un aspecto muy interesante que tiene que ver con nuestra percepción de “lo digital”. Dice que, entre otras resistencias, será necesario superar la oposición que todavía se establece entre lo real y lo virtual. Un cambio de mentalidad que obliga a dar los pasos necesarios para dejar de valorar lo virtual como una simple simulación o sucedáneo de lo real.

Esta derivada se aplica también al tema principal del número de este mes, en el que profundizamos en la evolución desde el datacenter on-premise hasta los modelos hybrid cloud, multicloud o, tal y como apunta Galo Montes en su artículo, cloudless compunting. Es evidente que, estos momentos, el camino hacia la nube —hacia lo virtual— es más un deseo que una realidad entre la empresa española; en cualquier caso, es una tendencia clara y un objetivo de inversión prioritario por parte de las áreas de TI. Según nos cuenta IDC, el gasto mundial en infraestructura y servicios de nube pública aumentará hasta duplicarse en 2023, motivado sobre todo por el notable crecimiento que están experimentando los modelos SaaS e IaaS frente al software de aplicación y las infraestructuras tradicionales.

El camino está marcado. Solo falta encontrar el modo de ir avanzando y salvar los obstáculos lo antes posible —y, si puede ser, de forma evolutiva— para encontrar el valor que ofrecen estos modelos más “virtuales”.