En la última edición de Sustainable Brands Madrid asistí a una charla de un fabricante de moquetas llamado Interface, empresa muy bien posicionada entre los rankings de sostenibilidad. En su charla contaban que ahora mismo están ofreciendo un producto neutro en emisiones de dióxido de carbono. Además, prometían avanzar hacía uno con huella de carbono positiva, es decir, que el balance de emisiones resulte en absorción de gases de efecto invernadero.

Es impresionante cómo está cambiando la sostenibilidad ambiental. Recientemente han aparecido movimientos impensables hace algunos años, y todos ellos tienen una serie de retos claros, aunque el principal es la emergencia climática. Le siguen una larga lista donde aparecen, por ejemplo, la extinción de especies, la deforestación o los problemas relacionados con el agua… Todos tienen en común el impacto negativo de la humanidad en el planeta.

La sostenibilidad social estudia problemas sistémicos igual de complejos que los medioambientales

Cuando en el título me refiero a la sostenibilidad de lo intangible, lo que realmente quiero es poner el foco en la parte social, es decir, en el impacto de la humanidad en la sociedad en vez de en el planeta. La sostenibilidad social estudia problemas sistémicos igual de complejos que los medioambientales, como, por ejemplo, la desigualdad de oportunidades, el acceso a alimentos, la calidad de la educación, las condiciones del trabajo, el impacto de la innovación, la confianza en el sistema… Cuando digo intangible no me refiero a invisible, sino a aquellos elementos sociales cualitativos que son difíciles de medir.

Más allá de la RSC

La sostenibilidad social es cada día más importante en la economía de los servicios, en la que las personas se sitúan progresivamente en el centro de las empresas. Esta rama de la sostenibilidad pretende desarrollar la conocida RSC (responsabilidad social corporativa) y abordar los diferentes aspectos sostenibles desde el mismo enfoque. Ahora ya no se espera que las empresas devuelvan algo a la sociedad y minimicen su impacto, sino más bien que adapten sus modelos de negocio en función de su impacto y tengan un gobierno responsable.

Para tener en cuenta la sostenibilidad social en nuestras organizaciones, se pueden aplicar los siguientes principios:

  • Garantizar el bienestar de cada persona, asegurando que se encuentre en condiciones que aseguren su estabilidad física, mental y emocional. Por ejemplo, la existencia de un horario justo.
  • Potenciar la libertad de opinión y la participación activa, construyendo organizaciones inclusivas.
  • Tener en cuenta la competitividad de las personas y favorecer el desarrollo de manera igualitaria a través del apoyo a la formación y al desarrollo personal.
  • Tener un trato imparcial con cada individuo, por ejemplo, con procesos de selección estructurados.
  • Respetar el sentido de ser o pertenecer (expresión cultural), valorando la iniciativa personal.

¿Cuál es el nivel de importancia que le dan las empresas a lo intangible? En un reciente estudio de Ivie-COTEC se estima que la inversión en activos intangibles representa alrededor de un tercio del total en el ámbito de España. En un mundo cambiante, donde pasamos de lo analógico a lo digital, de lo lineal a lo circular y de lo tangible a lo intangible, es crucial que elevemos la mirada más allá de lo que podemos palpar.

Para ser realmente sostenible hay que llegar más allá de lo tangible.