Berners-Lee está preocupado por el futuro del WWW, especialmente por la forma en que se usa
Sin la web, el mundo que hoy conocemos cambiaría significativamente. No nos podríamos comunicar del mismo modo con nuestros amigos y conocidos. Ni comprar a las tres de la madrugada o enterarnos de noticias minutos después de que ocurran. Ni tener las mayores enciclopedias en la yema de los dedos, ver las películas y escuchar la música que queremos, cuando queremos. La lista sigue y sigue… y todo se lo debemos a una idea feliz
Sir Timothy John Berners-Lee no es un nombre que suene mucho en las noticias. De hecho, para muchos incluso puede resultar desconocido. Sin embargo, si añadimos todos los títulos que ha conseguido este inglés, la cosa quedaría así: Sir Timothy John Berners-Lee OM KBE FRS FREng FRSA FBCS. ¿No aclara mucho? Pues vayamos por partes: Orden del Mérito, Orden del Imperio Británico, miembro de la Royal Society, miembro de la Royal Academy of Engineering, miembro de la Royal Society of Arts, miembro de la British Computer Society. ¿Pero qué ha hecho este hombre para merecer tanta medalla? Pues no demasiado. Excepto inventar el World Wide Web. Ahí queda eso.
Hace ahora 28 años, Tim Berners-Lee hizo una propuesta para crear un sistema de gestión de la información. A mediados de ese mismo año (1989) implementó su primera comunicación entre un cliente y un servidor HTTP, utilizando Internet. Quizá podría decirse eso de que “de casta le viene al galgo”, porque los padres de Berners-Lee trabajaron en el primer ordenador comercial, el Ferranti Mark 1. Nacido en Londres, y gran aficionado a los trenes, Tim Berners-Lee aprendió electrónica jugando con modelos de trenes. Se graduó con honores en física en Oxford y comenzó a trabajar como ingeniero en una empresa de telecomunicaciones en la que se dedicaba principalmente al software para impresoras.
La primera piedra en su andanza hacia HTTP se colocó a lo largo de 1980, año en el que Berners-Lee colaboró con el CERN en Suiza. En una visita a Ginebra propuso el concepto de hipertexto e incluso construyó un prototipo. Pero la idea se quedó ahí. Poco después comenzó a trabajar en una empresa relacionada con las redes de comunicación y allí se familiarizó con ellas. Como en 1989 el mayor nodo de Internet era el propio CERN, Berners-Lee envió otra propuesta para HTTP, esta vez combinado con su uso en Internet. Y como no consiguió nada, reenvió la propuesta en 1990. Un año después se creó el primer servidor web en el CERN, cuya dirección sigue siendo info.cern.ch. Y el resto ya lo conocemos todos.
Nominado como una de las 25 personas más importantes del siglo pasado, Tim Berners-Lee sigue cuidando del WWW: fundó el W3C (World Wide Web Consortium) y actualmente está seriamente preocupado por el futuro del sistema. No desde el punto de vista tecnológico, sino por aquello que tiene que ver con la forma en que se usa.
En prácticamente todas las charlas que da, este ingeniero de 61 años enumera las amenazas que tiene la Web en la actualidad. No parece que esté muy contento con cómo le ha salido su “hijo”; esperemos que se aparte pronto del “camino del mal” y se reconduzca. Aunque tendremos que ver quién gana: la razón o los intereses económicos de los gigantes de Internet.